Cuatro años de cárcel para el conductor drogado que mató a un ertzaina en Artaza

En la sentencia, el juez advierte que la temeraria conducta del procesado «rozó el dolo eventual», es decir, la intencionalidad, y por tanto el homicidio doloso. El terrible accidente se produjo sobre las cuatro y media de la madrugada. Álvaro, de 29 años, que llevaba tres en la Ertzaintza, estaba destinado en la comisaría guipuzcoana de Hernani, a más de cien kilómetros de su domicilio en Getxo, por lo que tenía que madrugar mucho para llegar a tiempo al 'briefing' de las seis de la mañana. Aquel día cambió su ruta habitual porque tenía que repostar.

Una patrulla de la Policía Local de Getxo dio el alto a su Volkswaggen Passat en el arcén de la rotonda de Artaza porque llevaba alguna luz fundida. Cuando el policía vasco estaba hablando a través de la ventanilla con los patrulleros, se escuchó cómo se aproximaba un vehículo «como un misil», según los testigos. Era el Citroën C5 gris metalizado conducido por el condenado. Según se comprobó después en las cámaras de seguridad de los túneles de La Avanzada, el coche circulaba a gran velocidad. El conductor, I.G.C., se encontraba bajo los efectos del alcohol y las drogas. Su vehículo golpeó un bordillo y salió despedido hacia el lado derecho, donde estaba Álvaro en el interior de su coche. Los policías locales tuvieron que apartarse para no ser arrollados.

El automóvil desbocado impactó contra la puerta del piloto del Volkswagen Passat, donde se encontraba el ertzaina, y le empotró contra un muro causándole la muerte en el acto. El conductor causante del accidente arrojó una tasa de 0,93 miligramos de alcohol por litro de aire espirado, casi cuatro veces por encima de lo permitido, que es 0,25. Además, en el test de drogas dio positivo en dos sustancias. El individuo, que resultó herido, fue trasladado hasta el hospital de Cruces en calidad de imputado, no detenido, por lo que una vez que recibió el alta, sobre las once y media de la mañana, salió a la calle.

Tras estudiar las diligencias preliminares, el juez de Getxo dictó una orden de detención, pero cuando los policías fueron a buscarle a su domicilio no estaba. Se presentó esa noche acompañado por una abogada en la comisaría de Txurdinaga. Tras ser puesto a disposición judicial, quedó en libertad con cargos, aunque con el carné y el pasaporte retirados. El pasado 9 de mayo se celebró el juicio en el Palacio de Justicia de Bilbao.

Álvaro cumplió su sueño de ser ertzaina y murió cuando se dirigía a servir a los ciudadanos. Sus padres y hermano quedaron destrozados por la prematura pérdida. Sus amigos y compañeros le recuerdan por su nobleza e ilusión. «Pese a los madrugones, venía todos los días a trabajar con ganas».