Uno de los menores condenados por el doble crimen de Otxarkoaga, en paradero desconocido

Desde que fue detenido, en enero de 2018, el joven se encontraba internado en el centro de menores Ibaiondo, en Zumarraga. Él y otro chico de su edad fueron condenados a seis años de internamiento por el doble homicidio de Lucía y Rafael, dos ancianos de 89 años a los que golpearon y robaron tras colarse por una ventana en su domicilio de la calle Zizeruene, el 18 de enero de 2018. Un tercer joven, algo mayor, de 16 años, salió absuelto.

El chaval había cumplido ya la mitad de la medida de seguridad impuesta, como se llama a la pena en la legislación de menores, ya que ingresó allí de manera cautelar nada más ser detenido. A principios de este año, abandonó por primera vez el centro de internamiento durante unas horas en dos ocasiones por decisión del equipo psicosocial que le valora y después continuó con las salidas. Esta vez, sin embargo, residía, según su círculo, en un piso en un régimen de semilibertad y hace ya una semana no regresó, aunque el Gobierno vasco sostiene que debía haber vuelto a Zumarraga. Se encuentra desde entonces en paradero desconocido. «Nadie se lo esperaba porque lo estaba llevando muy bien. El cambio de régimen había sido adoptado por unanimidad», señalan.

La Ertzaintza y otros cuerpos de seguridad han recibido ya la orden judicial contra él de localización, detención y presentación en el juzgado.

La familia de las víctimas se confiesa «muy disgustada con la Justicia porque no ha respetado la memoria de Lucía y Rafael. Ni tan siquiera se cumplen las condenas siendo irrisorias. ¿Qué mensaje damos a la juventud y a la sociedad en general?», se pregunta en declaraciones a este periódico la nieta de los ancianos, que no oculta que siente «miedo».

El caso está considerado como uno de los más graves de la historia reciente del crimen protagonizado por menores en España. Los dos chicos fueron condenados a la pena máxima que prevé la Ley del Menor para jóvenes infractores de entre 14 y 15 años. Además, se les condena también a tres años de libertad vigilada. La sentencia no distingue ningún grado de autoría: les considera corresponsables del doble crimen pese a reconocer que uno de los chicos no tuvo contacto directo con las víctimas, según el resultado de las pruebas de ADN practicadas por la Policía Científica de la Ertzaintza.

Ambos treparon por la tubería hasta una ventana del segundo piso en el número 16 de la calle Zizeruene, entre las nueve y las diez de la mañana de aquel 18 de enero, con intención de robar. Una vez dentro se encontraron con Lucía y Rafael, de 87 años. El hombre murió a causa de los golpes en la cabeza perpetrados con un objeto contundente y la mujer de una puñalada en el corazón. Los dos chicos asumieron los hechos en el juicio, celebrado entre el 13 y el 21 de septiembre de 2018, aunque uno de ellos negó que hubiera matado a los ancianos. A ambos se les descontarán los nueve meses de internamiento que ya han cumplido como medida cautelar.

El juzgado de menores absolvió al tercer implicado, un adolescente de 16 años al que la Fiscalía acusaba de ser cooperador necesario en el robo y los asesinatos por planificar el asalto. Según la fiscal, que pedía 10 años de internamiento, la mayor pena prevista para su edad, el joven, vecino de las víctimas, señaló a sus dos colegas el objetivo. De hecho, le acusaron de ser el instigador del robo, lo que él siempre ha negado. Así, quedó exonerado de toda responsabilidad penal.

La sentencia concedió una indemnización a la familia de las víctimas de 69.000 euros, por debajo de lo que solicitaba la acusación particular, aunque después se corrigió al alza. Uno de los dos menores condenados estaba tutelado por la Diputación vizcaína en el momento de los hechos, aunque llevaba meses huido de un centro.