«Como sigamos así van a dejar de venir los turistas y los surfistas»

En el plazo de tres meses, los residentes del entorno del área habilitada para el estacionamiento, que se localiza próximo a la ermita de Santa Catalina, se han despertado sobresaltados de madrugada hasta en dos ocasiones al oír las explosiones provocadas por las llamas en los vehículos. «En verano quemaron nueve y ahora otros dos o tres», cuenta una mujer de la comunidad de las viviendas de la calle Jaioterri Maitia, situada frente al estacionamiento. «Te asustas porque alrededor vivimos mucha gente y nunca sabes si el fuego se extiende a todos los coches y te puede alcanzar la casa».

En el bar La Fonda están convencidos de que este tipo de episodios registrados en Mundaka «no es una gamberrada provocada por jóvenes», matiza Tomás Eguileor. «Quién sea el autor o autores de esto saben bien lo que hacen», añadió el responsable del céntrico establecimiento hostelero. Lamenta, además, que este tipo de hechos «ensucian la buena imagen de nuestro pueblo». «Es una barbaridad porque, además, fastidia a la gente al dejarle sin coche, ya que aquí muchos lo necesitan para ir a trabajar y muchas veces tampoco el seguro cubre el siniestro», se queja.

Para Mikel Izarzugaza este tipo de hechos «no tienen justificación, ni por 'turismofobia' ni por nada», opinó el propietario de la carnicería de Mundaka. «Lo que es una pena es que como esto siga así van a dejar de venir los turistas y los surfistas», añadió.

Desde el Ayuntamiento de Mundaka también tildaron los hechos de «muy graves, porque sobre todo los vecinos del entorno han estado en peligro», manifestaron los responsables municipales a través de un comunicado en el que lanzaron un mensaje claro a los posibles causantes de la quema de los coches: «No os queremos en Mundaka».

La Corporación municipal también ha condenado las pintadas aparecidas el pasado fin de semana en varias furgonetas estacionadas en Mundaka.

Aitor Ugarte no es de Mundaka, pero cada vez que tiene que desplazarse por trabajo al municipio de Urdaibai elige casi siempre aparcar en Basamortu. «En agosto, me salvé por los pelos de que se me quemarán también a mí el coche», cuenta. «De todas maneras, deberían de poner al menos una farola, porque más de una vez he tenido que aparcar de noche y no se ve nada», propone este bilbotarra.

En el mirador de Los Txopos dos jubilados plantean también la posibilidad de instalar «una cámara» en los aparcamientos más alejados, como es el caso de Basamortu. «Aunque al paso que vamos en esta sociedad, con situaciones de inseguridad, agresiones sexuales y robos al final vamos a tener que poner un 'ojo' en cada calle, y tampoco es plan», desaprobaban al mismo tiempo.