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Iratxe Astui
Gernika-Lumo
Viernes, 20 de septiembre 2024, 15:11
El convento de Forua, cuyo origen se remonta a otro fundado hace 600 años atrás en la isla de Izaro (Bermeo), ha cerrado definitivamente sus puertas. Aunque los tres últimos frailes que residían en el centro religioso ya se trasladaron el mes pasado a sus nuevos destinos, la feligresía se dará cita este sábado para homenajearles con una despedida por todo lo alto, que marcará el adiós definitivo de la congregación en Gernikaldea. El acto, por tanto, supondrá el cierre oficial de una etapa histórica de los padres franciscanos en la zona, que refleja los nuevos tiempos que enfrentan las congregaciones religiosas al acusar la falta de nuevas vocaciones.
«Cuando me trasladaron aquí desde mi anterior destino en Cantabria, hace 15 años, ya se hablaba de que pronto echaríamos el cierre y ahora ha llegado el momento», explica con pena, Jesús Mari Madariaga, el fraile más joven –72 años– de los tres que ha mantenido la orden en Forua, durante las dos últimas décadas. «Claro que nos ha dado mucha pena abandonar este convento porque en la comarca hemos sido muy estimados y hemos vivido muy contentos», agradece desde su nueva 'casa' de la parroquia de San Antonio de Padua, en el barrio bilbaíno de Irala.
Sus compañeros hasta ahora en Forua, Félix Bilbao –92 años– y Pedro Urriolabeitia –76 años–, han sido trasladados al convento de los franciscanos de Bermeo, que hace las veces de Enfermería provincial de la congregación. «Pensé que a mí también me jubilarían allí, pero me quieren todavía en activo», bromea Madariaga.
Los tres franciscanos que han desempeñado una larga etapa de trabajo Pastoral «sobre todo en los pequeños municipios de tradición rural de Gernikaldea» recibirán el homenaje por parte de su extensa comunidad de fieles. El programa comenzará con la celebración de una misa en la iglesia de San Martín de Tours (12.30), «y luego nos reuniremos en torno a una comida a la que acudirán más de un centenar de personas», avanzó el cura de Gernika, José Mari Kortazar. «No es de extrañar porque los frailes han sido muy queridos en Busturialdea», confirmó, asimismo, una forutarra.
Los religiosos se muestran también «muy satisfechos por la labor que hemos ejercido en el convento», aseguran. «Nos vamos muy tranquilos porque, a pesar de nuestra marcha, dejamos una comunidad religiosa genial», subraya Madariaga, antes de su partida definitiva de la que hasta ahora fue «nuestro hogar».
La terna de los padres franciscanos, de hecho, ha sido referente en el entorno de las localidades rurales de Urdaibai en las que los frailes han llegado a atender y oficiar misas «en once parroquias, dos Capellanías de Gernika y en iglesias y ermitas anejas, además de residencias de mayores», matizan. Su reciente partida de Forua, sin embargo, no va a dejar huérfanos a sus feligreses. «Esa labor quedará cubierta desde el Obispado», tranquilizan.
El convento de los Franciscanos de Forua se fundó en el año 1719, aunque tiene su origen en 1422, «cuando se erigió el primer templo en Izaro», recuerdan. Un ataque pirata a finales de siglo XVI, que provocó la quema de casi la totalidad del convento, salvo la iglesia y el claustro, supuso años después el fin de su historia y el traslado de los religiosos de la isla de Bermeo a Forua.
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