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MIRARI ARTIME
Sábado, 31 de diciembre 2022, 18:32
En tiempos difíciles donde los ayuntamientos han tenido que recortar gastos y minimizar inversiones, hay pueblos como Ondarroa en los que 23 años después aún no ha decidido de manera definitiva en que emplear una herencia caída del cielo. En 1999, Telesforo Urresti legó a ... las arcas municipales alrededor de 427 millones de las antiguas pesetas.
Soltero y buen conocedor de las finanzas, gracias a su dedicación a atender al público en una entidad bancaria, el generoso vecino no dejó su fortuna en efectivo. Según datos del propio Ejecutivo costero, la partida ha estado siempre vinculada a las cotizaciones del mercado de valores de compañías como Telefónica, Endesa, BBVA, Iberdrola y A 3 Media.
En la actualidad, según las últimas estimaciones, rondarían los dos millones de euros. «Sufrió un fuerte descenso en 2008 y los vaivenes económicos de los últimos tiempos también han provocado una significativa reducción del capital inicial, que ha estado sujeta al propio mercado y a los intereses financieros», indicaron las mismas fuentes.
Aunque Urresti no dejó estipulado el destino exacto de su herencia, su entorno más cercano siempre ha sostenido que su voluntad era la de invertirlo en alguna obra que redunde en buena parte de sus paisanos. «Mantenemos esa idea, es decir, la de llevar a cabo una profunda restauración del polideportivo de Zaldupe que incluya un espacio polivalente que cumpla también la función de frontón cubierto», reconoce el alcalde, Zunbeltz Bedialauneta.
Como reconocimiento público al generoso vecino, las instalaciones llevarían su nombre. «De esta manera cumpliríamos su voluntad», añadió el primer edil de la villa costera. «Sucede que en estos momentos volvemos a tener sin cubrir la plaza de arquitecto, por lo que no tenemos posibilidad de llevar adelante el proyecto», indicó.
El legado económico que sorprendió a los ondarreses llegó en la segunda de las legislaturas dirigidas por HB, con Loren Arkotxa al frente de la Alcaldía. Su plan para edificar un recinto cubierto destinado al mundo de la pelota, quedó paralizado por las distintas prioridades marcadas en la siguiente legislatura del PNV, liderado por Aitor Maruri.
Los jeltzales apostaron por ampliar las instalaciones deportivas ya existentes. Ese plan tampoco se materializó. En el siguiente mandato, con EH Bildu, se inclinaron por gastarlo en gasificar parte del casco viejo y mejorar su accesibilidad con un nuevo elevador. Ninguno de esas propuestas llegaron a materializarse.
Posteriormente, la Diputación trató que de ese dinero sirviese para costear parte de la deuda contraída por la caída de la ladera de Kamiñalde. «Nos negamos porque tenemos que esforzarnos en cumplir el objetivo con el que lo dejó en su momento», afirmó. Tras la pandemia, que congeló buena parte de los nuevas obras, el dinero que Urresti eligió donar en lugar de gastar sigue en juego.
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