Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
La historia de Samaitz, la caramelería con más solera de Gernika que levantó por primera vez la persiana en 1991, se remonta a 85 años atrás. «Fue mi abuela, Pepa 'la caramelera', la que inicio este negocio en 1938», rememora su nieta, Maite Jauregi, que ... acaba de traspasar el negocio familiar a un nuevo dueño. La entrega de las llaves del local de la calle Juan Calzada, uno de los pocos que logró mantenerse en pie tras el bombardeo de la villa foral, garantiza así la continuidad de una actividad que ha endulzado la vida de tres generaciones de gernikarras y va camino de convertirse en centenaria. «Por aquí pasan ahora con sus nietos, los abuelos que le compraban a mi amuma», asegura Jauregi. Pepa 'la caramelera' era, por cierto, Josefa Benavente, «sobrina del dramaturgo español Jacinto Benavente», aclara.
Pepa inició su andadura en Gernika como vendedora de caramelos «porque venía de Bilbao todos los lunes a atender su puesto de la plaza del mercado y, de paso, aprovechaba para vender caramelos», cuenta su nieta.
Poco después, 'la caramelera' aprovechaba su paso por Gernika para instalar su pequeño mostrador itinerante también a las puertas de los cines Los Tilos y el Lizeo, «hasta que a mediados de los setenta mi madre abriera un puesto fijo de chuches en el Pasealeku», resume Jauregi los orígenes de la dulce tradición del Samaitz.
En la villa foral recuerdan todavía la imagen de su amuma, al frente de un carrito en el que ordenaba la reducida oferta dulce de la época. «Hacíamos el domingo con cinco pesetas. El plan siempre era el mismo: escuchar a la banda en el Paseleku y comprar los caramelos para el cine», cuenta Antón Etxaniz. «A 'Pepa la caramelera' le comprábamos «pipas, muchas pipas», subraya.
Maite, la nieta de Pepa, se inició en la profesión junto a sus hermanas Marije y Ana, en el quiosco que atendían sus padres donde ahora se localiza el Txikipark. «Me ponían un mandil con dos bolsillos grandes; en uno metía las pesetas y en el otro los duros», rememora
Por aquel entonces, la expropietaria del Samaitz desconocía que ella sería la que mantuviera vivo hasta este año el negocio familiar, junto a su hijo Andoni Ayarzaguena. Tras debatirlo en casa, sin embargo, han decidido pasar a otras manos el testigo de su negocio «porque tenemos una edad, mi hijo quiere estudiar y nos tocaba descansar un poco», explica. «Ya he llorado todo lo que tenía que llorar; ahora hay que pasar página», señala apenada.
El parón de la tradición familiar, iniciada por la sobrina de Jacinto Benavente, no ha supuesto, sin embargo, que Gernika se quede sin su caramelera de toda la vida. «Estoy muy ilusionado con llevar este negocio histórico», ha manifestado el bereber Yus Nacer, que desde este mes se encarga de abrir la persiana del Samaitz.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.