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Mirari Artime
Viernes, 26 de abril 2024, 16:47
Las razones que hay detrás son muchas y variadas y la pandemia no hizo más que agudizar ese sentimiento de soledad que en Markina afecta a 120 personas que tienen más de 80 años o que viven con otro familiar cercano pero también de ... edad muy avanzada. El Ayuntamiento de la localidad, en colaboración con la Mancomunidad, no quiere obviar los datos y de ahí la puesta en marcha de un plan para conocer su situación, atender sus demandas y convertir el municipio en un entorno más amigable.
El diagnóstico destaca que uno de los cambios más significativos que ha experimentado el enclave con más habitantes de la cuenca del Artibai es el envejecimiento de la población, con un notable crecimiento de los vecinos de entre 51 y 70 años que ya representan el 27,8% (1.371 personas). El colectivo de más de 71, por su parte, supone un 16,9% (816 ciudadanos). «Como consecuencia de esta situación, en la actualidad la edad media supera los 45 años frente a los 44 de hace dos décadas», recoge la fotografía llevada a cabo por la cooperativa Bizipoz, que diseña y desarrolla programas para una mejor integración de las personas mayores.
«Hace falta poner en marcha acciones concretas para paliar la soledad no deseada que cada vez sufrimos más, no sólo en Markina, sino en todos los pueblos de la comarca», señalan desde el grupo de acción de jubilados y pensionistas que han tomado parte activa en el programa 'Herri Lagunkoia' impulsado por el Ayuntamiento con la ayuda de la Diputación. «Por eso valoramos como muy positivo que en la actualidad se lleve a cabo un estudio en Lea Artibai para saber con detalle cuantos mayores están solos y luego adoptar medidas para poner remedio a esta situación», recalcaron tras lamentar que el aislamiento provoca «situaciones como los casos de 'Diógenes' que se han detectado».
Los mayores confiesan que desconocen buena parte de los servicios y recursos que les ofrecen los servicios sociales de base. «Sólo un 2,63% conoce bien la ayuda a domicilio, un 27,3% ignora los mecanismos para acceder a la teleasistencia y un 22,3% ni siquiera tiene constancia de que este servicio existe», recoge la radiografía, que al mismo tiempo pone en valor la labor del centro de día y de la residencia.
Aunque se sienten arropados y queridos por los de casa y perciben respeto por parte de las nuevas generaciones, creen que apenas hay relación con los jóvenes, de los que les separa un «abismo». En esa línea, consideran que «la brecha digital puede agravar situaciones de exclusión social, de ahí que necesitamos talleres prácticos para aprender a utilizar aplicaciones como el Whatsapp y estar al tanto de las noticias y actividades», añadieron.
Otro de los principales quebraderos de cabeza son los «farragosos trámites» que les dificultan acceder a servicios básicos como los que presta Osakidetza. «Percibimos una gran resistencia a la hora de dar citas presenciales y tenemos que superar cantidad de filtros para que nos atiendan, incluso nos vemos obligados a dar mucha información personal a la administrativa que tramita las consultas», lamentan. Los mayores también reconocen que les resulta «muy complicado» conseguir citas 'online' y que muchos ignoran como conseguir medios de identificación electrónicos como la Baq.
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