La sincronización de los semáforos en la BI-2235 de Sukarrieta «desespera» a los usuarios

«No hay derecho; cada pocos metros nos encontramos con un semáforo y encima se ponen en rojo cada pocos segundos», se quejaba ayer el dueño de una furgoneta de reparto de pan por la zona. «Tenemos que andar parándonos cada poco tiempo sin necesidad, porque casi nunca te encuentras con una persona que tenga que pasar por el paso de cebra», aseguró este vecino.

La Diputación y el Ayuntamiento de Sukarrieta acordaron hace unos meses instalar nuevos semáforos para el control del tráfico en la curva de Ramona; uno de los puntos negros en el que casi a diario se repiten situaciones de peligro, «sobre todo al coincidir coches con camiones en un cruce tan cerrado», matizó un residente del barrio Munitiz.

La activación de las nuevas señales luminosas, sin embargo, trajo consigo la sincronización de los seis semáforos en cada sentido que se encuentran en la tavesía que parte en dos Sukarrieta. «Han pasado de ser accionados por pulsador, a demanda de los peatones, a estar temporizados por periodos tan cortos, que resultan ridículos», se quejan los residentes en esta localidad costera, que han llegado incluso a controlar el espacio de tiempo que se prolonga cada ciclo. «El del batzoki, por ejemplo, se prolonga durante 60 segundos: durante 31 permanece en verde y 26 en rojo», detallaron. «En este tramo, por tanto, nos paralizan el tráfico durante 26 segundos al minuto», criticaron.

El «penoso» funcionamiento de los semáforos ha motivado también el inicio de una campaña de recogida de firmas a través de la plataforma www.peticion.es., en la que se han recabado de momento cerca de 320 apoyos. «Una vez más los vecinos sufrimos las consecuencias de una gestión descuidada, ya que para los visitantes estas frecuencias semafóricas suponen una pequeña molestia pero para los que vivimos en el pueblo nos hace perder mucho el tiempo porque muchas veces tenemos que parar hasta tres veces para recorrer un tramo de vía de tan solo 200 metros», explican en su escrito.

El problema de la escasa duración establecida para el paso de los vehículos en la recta de Sukarrieta se agrava en el caso de los vehículos pesados. «En Ramona, alguna vez he visto dar a algún camión un frenazo de dar miedo», aseguraba Mariluz García mientras paseaba por el parque de la Marisma.

«Aunque vayas a la velocidad permitida, los semáforos están en cuesta, por lo que los autobuses y demás vehículos pesados ven interrumpida su inercia en un tramo corto y tiene que arrancar la marcha de nuevo», señaló. «A veces tiene que utilizar la reductora con el estruendo que causa», añadieron también los impulsores de la campaña contra los semáforos de Sukarrieta.