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Beñat Arnaiz
Miércoles, 13 de marzo 2024, 18:56
El pescador guipuzcoano Iker Agirrezabala se encontraba este martes en Lekeitio pescando muxarras, «porque es temporada», cuando recogió un ejemplar que se parecía mucho a esa especie. Pero rápidamente se dio cuenta de que su nuevo botín no era una muxarra, sino un pescado totalmente ... inusual en la costa vasca, una salpa brasileña (Kyphosus sectatrix). «Pesco mínimo tres veces a la semana, empecé a pescar con ocho años, ahora tengo 48 y es la primera vez que veo una salpa brasileña».
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La salpa brasileña es un pez que habita principalmente en las costas tropicales de Sudamérica y el Golfo de México, y en la costa de Portugal y la costa oeste de África, por lo que su avistamiento en aguas más frías como las nuestras no forma parte de la rutina habitual ni de la biología marina de nuestro territorio ni de la actividad pesquera de la costa vasca. Un avistamiento que coincide este día con la publicación por parte de AZTI de un informe que alerta sobre el cambio en la biodiversidad de nuestros mares por el calentamiento global, que está haciendo moverse más al norte a especies de aguas más frías y acercarse al Cantábrico a peces de mares más cálidos.
Agirrezabala recuerda que ya escuchó hablar de la salpa brasileña hace unos tres-cuatro años. «Había oído alguna vez que había aparecido por la zona del Mediterráneo y del Estrecho. En Canarias, al ser una zona subtropical, no es tan raro que aparezcan, pero aquí en Euskadi lo escuché hace unos tres años y es una cosa bastante rara». Por eso mismo, guardó el ejemplar «porque la gente dice que es una chopa o no sé qué, pero se ve claramente que es una salpa brasileña, no hay ninguna duda», concluye. Como muestra, ha difundido la captura en sus redes sociales.
AZTI ha liderado un estudio sobre ese cambio en la biodiversidad de los mares europeos que ha contado con la participación de 39 expertos y que tiene la principal conclusión de que en los últimos cuarenta años el Océano Atlántico ha experimentado una tropicalización de sus comunidades, aumentando la abundancia de especies propias de aguas más cálidas, mientras que el Mediterráneo y el Báltico, con un calentamiento más rápido, han sufrido una disminución notoria de organismos de aguas frías, a causa de «la constante subida de las temperaturas».
Llevo pescando desde los 10 años y es la primera vez que me encuentro con una SALPA BRASILEÑA
— IKER AGIRREZABALA (@trumoibi) March 13, 2024
( Kyphosus sectatrix) en nuestras aguas. Aunque ya había escuchado algún encuentro en el Mediterráneo y alguno aquí .Una especie subtropical en aguas del Cantábrico pic.twitter.com/PXGXzDBlMq
Los resultados del trabajo «evidencian que la mayoría de las comunidades y hábitats de estos mares europeos (Atlántico nororiental, Mediterráneo y el Báltico) han respondido al calentamiento oceánico mediante dos fenómenos ecológicos conocidos como tropicalización y desborealización». El primero se refiere al «incremento de la abundancia de especies de aguas cálidas» y predomina en el Atlántico, mientras que la desborealización es «el proceso de disminución de la abundancia de especies de aguas frías, especialmente notable en cuencas semicerradas como el Mediterráneo y el Báltico».
Guillem Chust, investigador del centro tecnológico AZTI y autor principal del estudio, explica que es precisamente en el Mediterráneo y en el Báltico donde «experimentan las tasas más rápidas de calentamiento del mar» y se produce «la migración de especies de aguas frías hacia hábitats más adecuados para adaptarse al calentamiento».
Entre las especies de peces afectados que están disminuyendo en número se encuentra la sardina europea en el Mediterráneo y el bacalao en el Báltico, importantes recursos tanto ecológica como comercialmente. «El aumento de las temperaturas puede provocar colapsos poblacionales o extinciones locales funcionales, afectando a las pesquerías y las economías locales que dependen de ellas. En particular, las especies diádromas, que migran entre el agua dulce y el mar como el salmón o la anguila, son vulnerables a los cambios climáticos, ya que experimentan efectos a lo largo de diferentes etapas vitales y hábitats», destaca el experto de AZTI.
A las conclusiones del estudio sobre cambio climático, el arrantzale Iker Agirrezabala aporta también su particular visión sobre la aparición de especies como las salpas brasileñas en aguas vascas. «Al margen del cambio climático, yo tengo la teoría de que este tipo de especies, que se alimentan de algas, llegan nadando junto a objetos flotantes como palés o montañas de plástico que se juntan y forman pequeñas islas y debajo de ellas se crean pequeños oasis donde se junta un montón de pescado». Agirrezabala explica que «esas islas de basura navegan con las corrientes y esos peces, cuya alimentación más básica son algas, se alimentan de las algas que van creciendo en el propio objeto flotante hasta que llegan a la costa y se quedan aquí. No es una especie que se ve en masa porque aquí no se van a reproducir, estoy convencido de que vienen debajo de los objetos flotantes».
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