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iratxe astui
Gernika
Jueves, 15 de octubre 2020, 14:11
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La simbólica Casa de Juntas de Gernika fue el lugar elegido ayer para homenajear a todas las mujeres baserritarras de Bizkaia. El acto, presidido por la presidenta del parlamento vizcaíno, Ana Otadui, se llevó a cabo en coincidencia con la celebración del 'Día Internacional de la Mujeres Rurales'. La cita de este año se centró en el reconocimiento a las profesionales de mayor edad que han defendido el sector primario en el territorio.
«Estáis jubiladas, aunque sólo en teoría, porque a pesar de vuestra edad, estoy segura de que seguís muy ligadas a los quehaceres del caserío, de una u otra manera», matizó en su intervención la presidenta de las Juntas Generales, Ana Otadui. El acto contó con la presencia de ocho baserritarras –Julia Barberena, Santa Meabebasterrtexea, María Teresa Bustinza, Miren Gorrotxategi, Teresa Mazaga, Olga Andutza y Libe Plaza–, representantes de las asociaciones rurales Saskia, Etzaldeko Emakumeak, Landa XXI y Gaittun.
Además, la bermeotarra Mari Uriondo, acudió también al evento institucional en representación de las trabajadoras del sector pesquero. «Comencé a trabajar con las redes con apenas 13 años y a los 21 ya ejercía de 'usandra' o responsable del grupo» recordó esta octogenaria, tras dejar estampada su firma en el libro de honor. Junto a ella, se encontraba Tere Mazaga, de 74 años. Hija del caserío 'Barrenengoa', del barrio Momoitio, en Garai, esta baserritarra, ya retirada, confesó que le hubiese gustado gozar de los mismos privilegios que los hombres en su labor de sostener el campo y la familia.
«Pero sacar adelante el caserío no nos dejaba tiempo para otras distracciones», lamentó. «Los maridos sí que podían ir con los amigos, pero nosotras teníamos que atender también a los hijos y no se podía», explicó. De su labor en el medio rural, Mazaga también apuntó que echaba en falta «tener una Seguridad Social». Su hija, Iratxe Martínez, desempeña también idéntico trabajo en el caserío, aunque reconoce que dispone de mayores privilegios de los que tenía su madre en sus tiempos.
«Lo que nos hace falta ahora es que se visibilice más el trabajo que desempeñamos», reivindicó Mazaga. «Tenemos que saber apreciar que, detrás de la lechuga o el huevo que sacamos de la nevera se esconden nuestras raíces y hay mucho trabajo realizado», añadió.
En época de pandemia, las mujeres rurales alabaron también la importancia de cuidar la tierra. «Desde el confinamiento, nos consideran privilegiados por vivir en un entorno rural. Es ahora cuando la gente parece que está aprendiendo sobre las bondades que conlleva nuestro trabajo», se congratulan. El homenaje a las mujeres rurales de Bizkaia comenzó con sendas paradas en el Árbol Viejo y el Árbol de Gernika, donde una pareja de dantzaris bailó un aurresku en su honor.
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