Los vecinos de la calle Don Tello de Gernika no pueden más. «Nos vamos a volver locos», aseguran ante el «infernal» ruido que tienen que soportar cada noche por las obras que Eusko Trenbide Sarea (ETS) lleva a cabo en la playa de vías de ... la estación del tren de la villa foral.
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El ente vasco de Transporte inició en pasado mes de enero los trabajos de mejora del ramal ferroviario, entre Bermeo y Amorebieta, y para ello utiliza precisamente esa plataforma, rodeada de viviendas, como centro de operaciones. «Comienzan a trabajar aproximadamente a partir de las diez de la noche y no paran hasta pasadas las seis de la mañana», aseguran en varios portales de la calle, una de las principales travesías de la localidad.
El estruendo nocturno que proviene de las vías del ferrocarril llega a tales niveles que penetra sin piedad en sus pisos. «Cuando arrancan las máquinas y comienza el trasiego de unas seis grúas enormes, es imposible dormir», subrayan, sobre todo las personas que residen en los números 12, 14 y 16 de Don Tello, donde los dormitorios principales de las casas se orientan en su mayoría hacia la estación del tren.
«Es imposible mitigar ese ruido ni con tapones en los oídos. Parece que estamos frente a una fábrica que opera a cielo abierto, en la que no paran de trabajar con maquinaria pesada», expresan su malestar los vecinos afectados por las obras. «Súmale a eso los 'chillidos' de la rotaflex, que nos estallan en la cabeza de manera continuada», denuncian, asimismo.
Libe Villa vive prácticamente sobre esa «insoportable» planta de operaciones de ETS. En un intento desesperado por encontrar algo de paz por las noches para poder dormir, al final se ha visto obligada a trasladar su habitación a otra estancia de su casa, que se encuentran algo más alejadas del epicentro del ruido.
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«Hemos cogido los colchones y los hemos tirado en el salón; no nos quedaba otra si queríamos descansar, porque al otro día tenemos que trabajar», recuerda esta gernikarra.
Esa misma operación repite también cada noche su vecina Itziar Basterretxea, que junto a otras cuatro familias del entorno han decidido contratar a un abogado a fin de denunciar «este infierno que estamos viviendo».
«El ruido que soportamos te llega a obsesionar; es insufrible», insiste esta mujer que ha tenido que recurrir incluso «a tomar pastillas para poder pegar ojo», asegura.
En otro bloque de viviendas próximo, José Omaetxebarria también se ha visto obligado a reorganizar los cuartos. «¿Sabes lo que es escuchar una rotaflex en funcionamiento a la una y media de la madrugada, cuando todo está en silencio?», lanza. «Mi hijo también se ha tenido que pasar a dormir al salón porque se levanta justo cuando terminan de trabajar», explica.
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Los afectados por esta circunstancia reclaman al Ayuntamiento de Gernika, «que tome cartas en este asunto, porque no es puntual». Además han iniciado una campaña de recogida de firmas «para que insten a ETS a que realice su actividad fuera del casco urbano y en horario diurno».
Por otro lado, este periódico ha sabido de la reunión que este pasado lunes han mantenido representantes del Consistorio local y de ETS para abordar el asunto. Desde el ente vasco de Transportes han señalado, por su parte, que «entendemos que las obras generen molestias», pero que resultan «inevitables». «La renovación de las vías y la catenaria nos obligan a ello cada 25 ó 30 años», justificaron. Asimismo, matizaron que «la razón por las que se ejecutan por la noches es para no interrumpir el servicio diurno del tren».
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