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Diluviaba en la mañana de ayer en Rocadragón. Por esa razón, el goteo de visitantes que recorrían empapados el puente de piedra de 241 escaleras que lleva a la ermita de San Juan de Gaztelugatxe eran en su práctica totalidad turistas de fuera de Euskadi ... y extranjeros con viajes organizados. Para ellos, la obligación de reservar plaza por internet a partir de marzo para acceder al islote y limitar el aforo son medidas «positivas» y «normales» que se aplican ya desde hace años en muchos parajes con encanto en España que sufren avalanchas de visitas como ya ocurre en esta joya de la costa vizcaína. Les garantiza, además, que «después de viajar hasta aquí, vamos a poder entrar», comentaban conscientes del enorme gancho que tiene el enclave. Los negocios de la zona y los vecinos apoyan las restricciones porque en numerosas jornadas, se lamentan, «esto era un caos», pero reclaman también que se mejore el transporte público y los aparcamientos.
La fecha marcada por la Diputación de Bizkaia para iniciar las restricciones es el próximo 14 de marzo. A partir de ese día y durante los fines de semana, fiestas, puentes y períodos vacacionales solo podrán visitar San Juan de Gaztelugatxe las personas que hayan reservado plaza a través de la plataforma de ticketing habilitada por la institución foral desde el verano de 2018, pero que hasta ahora solo se utilizaba para contabilizar las visitas. La entrada continuará siendo gratuita.
Estas medidas buscan garantizar la «seguridad» de los visitantes y «proteger la riqueza natural del entorno», según anunciaron el pasado viernes los responsables de Medio Ambiente de la institución foral. La nueva normativa contribuirá también a evitar los colapsos de vehículos que se producen en temporada alta por la enorme afluencia de visitantes desde que el islote y la ermita aparecieron en la serie Juego de Tronos. En 2019 se han registrado casi 728.000 las visitas.
La jornada de ayer era más tranquila de lo habitual. Al mediodía todavía había plazas en un aparcamiento que se queda pequeño a diario, y en el camino hacia el islote había una hilera fluida de paseantes. «Hoy no hay mucha gente y no hay problemas pero es bueno que se limite el aforo y haya que sacar entrada. De hecho, nosotros antes de venir hemos intentado hacer la reserva en la página web, para asegurarnos que podríamos entrar, pero no estaba disponible», contaban Nuria y Rubén, una pareja de Madrid que pasaba el fin de semana en Euskadi con sus hijas. Entre los turistas que desafiaban ayer al mal tiempo en el sendero hacia la ermita había malagueños, sevillanos, leoneses o madrileños y algunos grupos de Erasmus como el que formaban Magda y Javi, mejicanos, y Ana, de Alemania, los tres estudiantes en Pamplona. «Está bien que pueda reservar por internet porque si vienes de fuera puedes encontrarte todo lleno y quedarte fuera», coincidían.
Alberto, excursionista de León, recordaba que es una medida «muy habitual». Ponía el ejemplo de parajes como la playa de Las Catedrales en Lugo, en la que hay que sacar entrada a través de internet y se limita el aforo. «Es casi obligado cuando un paraje se pone de moda como este para no acabar por destrozarlo», comentaba. Eso sí, daba un consejo, debe haber «una información muy clara en las páginas de turismo del País Vasco, para que los viajeros sepan que existe esa obligación y cómo deben hacer la reserva».
Miren, una joven vecina de Bakio que paseaba ayer por los alrededores del enclave y ha visitado la ermita en numerosas ocasiones, también veía bien las nuevas normas de acceso. «El año pasado ya nos pedían inscribirnos 'on-line' en la plataforma de la Diputación antes de entrar, pero al ser obligatorio esperamos que reduzca el número de personas que vienen y hace falta», comentaba.
«El problema es que la gente mayor puede tener problemas para hacer la reserva por internet», apuntaba Eskarne, del bar Gaztelubegi. Los negocios de la zona lo tienen claro, apoyan que se limite la entrada para evitar avalanchas de visitantes, pero también reclaman a la Diputación que se mejore el transporte de pasajeros hasta el enclave y se acabe con el problema del aparcamiento. «Esto ha sido un caos el verano pasado con los coches aparcados por cualquier sitio. Dicen que van a poner lanzaderas, pero harán falta muchas porque aquí llegan miles de personas cada jornada en temporada alta», reflexionaba. Con los nuevos controles, cada día solo podrán acceder 3.024 personas y 340 al mismo tiempo en el islote.
El responsable de otro de los negocios de la zona alertaba, además, de que los turistas no tienen cómo llegar desde Bermeo y Bakio porque no hay transporte público. «Solo hay un taxibús de 7 plazas. Se ven obligados a venir andando tres kilómetros desde Bakio. Te encuentras rusos, alemanes... viajeros de todas partes haciendo autoestop por la carretera. Hay que cuidar al turismo y no se le trata bien. El Bizkaibus tendría que parar aquí», reclamaba.
En Bakio, la postura más habitual entre los vecinos es de respaldo a las restricciones de acceso, pero muchos opinan que «aún deberían ser más». «Habría que cobrar, aunque sea uno o dos euros, para utilizar el dinero en proteger la zona», comentaba Jon, un joven vecino del pueblo.
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