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Todavía les queda por delante un largo trayecto, aunque nada parece que vaya a poner freno a su reto de recorrer el País vasco y Navarra, en silla de ruedas eléctrica, con el principal propósito de dar visibilidad a las enfermedades raras. Esa es la ... meta que se han puesto Rubén Zulueta y José Ignacio Fernández, los dos amigos alaveses con distrofia muscular, de la asociación CaMinus, que hace unos días iniciaron en Vitoria-Gasteiz su desafío y ayer al mediodía optaron por hacer un alto en su camino en Gernika, para visitar la Casa de Juntas.
La presidenta de la Cámara vizcaína, Ana Otadui, se encargó precisamente de salir a su encuentro al mediodía y darles la bienvenida para apoyar y hacer también de altavoz a esta iniciativa solidaria. «Bizkaia es un territorio diverso y plural por lo que este parlamento quiere aportar también su granito de arena en la causa», manifestó Otadui, poco antes de dedicarles una visita guiada por la sede que alberga el Árbol de Gernika.
Zulueta y Fernández han completado de momento dos de las doce etapas en las que han repartido su recorrido de más de 500 kilómetros, que comenzaron el pasado miércoles y esperan concluir el próximo 1 de julio en la capital alavesa. «Sobre todo queremos trasmitir positividad y optimismo a todas aquellas personas que padecen una enfermedad minoritaria y no se atreven a salir de su zona de confort», explicaron. «Porque en contra de los que se piensa, no es tan inusual padecer una enfermedad rara», subrayaron, asimismo.
En los primeros kilómetros de su aventura, que ayer les llevó hasta Lekeitio, han vivido las primeras anécdotas como cuando un chico que conducía una furgoneta «se paró para vestirnos darnos dos chalecos reflectantes, aunque ya llevamos dispositivos con luz para hacernos ver en la carretera», contaron.
Zulueta tuvo que solventar también otro problema técnico en su silla de ruedas eléctrica «ya que notaba que se me desviada para el lado derecho». «Por lo demás, de momento vamos genial», coincidieron ambos amigos, que en todo momento se han mostrado «muy, muy ilusionados con este proyecto» con el que esperan recabar fondos, que destinarán a la investigación de las enfermedades minoritarias.
Los protagonistas de la hazaña cuentan con el apoyo inestimable de Antonio González, otro amigo de la asociación CaMinus «que es nuestro padre y nuestra madre; un tesoro», agradecen su asistencia. González, de hecho, se encarga de que las baterías de las sillas de ruedas estén siempre a punto, para que el recorrido no se interrumpa en ningún momento. «Las sillas tiene una autonomía propia de entre 20 y 25 kilómetros, pero les he adaptado otra batería para alternarla y que no paren en ningún momento», señaló este 'ángel de la guarda' del reto 'CaMinus Euskal Herria'.
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