Puertos reanudará en junio los trabajos para rematar el dique de abrigo de Ondarroa

Las grandes piezas de 20, 45 y 60 toneladas cogen forma en las canteras de Deba, Zestoa e Iraeta antes de ser transportadas al muelle, donde se descargarán detrás del carro varadero. «Sólo circulará un camión por el interior del puerto y será, con casi total seguridad, por la tarde al reducirse de manera notable la actividad pesquera», explicaron desde el Ejecutivo autonómico.

En la actualidad, «las principales tareas se concentran en la lonja y en los locales comerciales e industriales de Egidazu, alejados del ámbito de actuación», manifestaron. Se trata así de resolver uno de los principales quebraderos de cabeza de los usuarios sobre la incidencia que las obras tendrán en la operativa portuaria. «Tampoco tendrá gran repercusión en el tráfico del resto del municipio», detallaron las mismas fuentes.

En cambio, el tránsito de embarcaciones sí resultará afectado en la bocana del puerto, en cuyo morro se levantará una grúa de 600 toneladas. «Se balizará la entrada a la dársena mientras se prolonguen los trabajos, para advertir a los pesqueros del estrechamiento de la bocana –matizaron–. «Una parte quedará invadida por el radio de acción de la grúa, por lo que resulta necesario garantizar la seguridad», subrayaron.

La intervención se desarrollará por fases. La primera arrancará en la zona donde se levantan los depósitos de combustible. Se utilizará una grúa de 500 toneladas para mover y colocar 64 bloques de hormigón de 20 toneladas. En el manto exterior del espigón se dejarán de forma irregular y en dos capas 979 unidades de 45 toneladas. Para rematar la faena, en la punta del morro, se depositarán las moles más grandes, otras 65 piezas de 60 toneladas.

El proyecto –adjudicado a la unión temporal de empresas (UTE) Dique Ondarroa, formada por Amenabar, Altuna y Uria– cuenta con un presupuesto de casi cuatro millones de euros y un plazo de ejecución de catorce meses, que empezó a contar el pasado invierno. Las obras quedaron paralizadas hasta dejar atrás los temporales invernales.

En esa primera etapa, las obras se han centrado en el recrecido del espaldón mediante el cosido con micropilotes que ha aumentado en 1,5 metros hasta alcanzar la cota de 16 metros de altura para minimizar el rebase de las olas. «A la hora de minimizar los rebases se han tenido en cuenta los límites tanto de sostenibilidad y ambientales como de impacto visual», recalcaron desde la dirección de Puertos. Para conocer con exactitud el estado que presentaba el dique y el comportamiento de la solución diseñada, la Administración encargó previamente un modelo en tres dimensiones.