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MIRARI ARTIME/ TXEMA IZAGIRRE/ MARINA LEón
Lunes, 27 de julio 2020
El número de personas que se contagia en la costa preocupa a población del litoral y a sus mandatarios. «Lekeitio está al límite de su capacidad», admite el alcalde de la atractiva localidad costera, Koldo Goitia. Reconoce que «el botellón y el ocio ... nocturno se nos escapa de las manos. No podemos controlarlo», por lo que espera que el Gobierno vasco tome medidas en este sentido. Al igual que otros municipios, Goitia ha optado por reforzar la Policía Municipal y establecer convenios con la Ertzaintza para controlar los pueblos, pero no llegan a todo. Este es el caso de Zierbena, que carece de Guardia Urbana. Pero, a su vez, se ha visto obligada a contratar a ocho vigilantes «que tienen que hacer cumplir unas normas por el bien de todos. Aun así la imprudencia y la falta de respeto es absoluta», lamenta su regidor, Iñigo Ortuzar. Mandatarios de varias localidades del litoral vizcaíno nos cuentan cómo viven y hacen frente a este verano atípico.
El primer edil lekeitiarra reconoce estar muy preocupado. «Lekeitio está al máximo de su capacidad. A las segundas viviendas se nos unen los turistas y los que vienen a la playa que proceden de los focos más activos como Bilbao, Eibar y Ermua y lógicamente cada vez lo vemos más cerca y la ciudadanía está muy intranquila», confiesa.
«Desde el momento que hay movilidad recibimos a personas de infinidad de lugares», indica. «El buen tiempo, el confinamiento que hemos pasado, el no viajar fuera, todo se une para que en estos momentos toda Bizkaia y la zona de Gipuzkoa más cercana esté en la costa», explica.
«Hasta ahora hemos controlado la playa, las actividades culturales, los espacios públicos…pero el ocio nocturno y el botellón se nos escapa de las manos. No podemos controlarlo», recalca. A la espera de las medidas anunciadas por el Gobierno vasco al respecto, el Ayuntamiento ha decidido ya reforzar la Policía Municipal y poner en marcha controles nocturnos en colaboración con la comisaría de la Ertzaintza de Ondarroa.
En Zierbena la imagen se repite: la playa de La Arena «completamente saturada» debido al buen tiempo y las ganas de darse un chapuzón. La pequeña localidad pesquera cuenta con escasos 1.500 habitantes y este fin de semana, entre el puerto pesquero y la playa, se han juntado cerca de 10.000 personas. «Hay mucho temor e incertidumbre ante la masiva afluencia de gente, pero estamos haciendo todo lo posible desde el Ayuntamiento», explica el alcalde, Iñigo Ortuzar.
Admite que el Consistorio está realizando un «esfuerzo económico descomunal, porque no tenemos la capacidad material y humana de otros municipios» tanto en la limpieza y desinfección exhaustiva del entorno. Al carecer de Policía Municipal, tiene un convenio con la Ertzaintza, que«se ha reforzado con una contratación de ocho vigilantes que tienen que hace cumplir unas normas por el bien de todos», detalla. «Aun así la imprudencia y la falta de respeto es absoluta. Van a la playa como si fuese el verano pasado, y no es así», añade. «El virus sigue presente y pedimos responsabilidad«, concluye.
El alcalde de Sopela aboga por controles estrictos del ocio nocturno y del aforo de playas, ya que, en su opiniñokn, son las vías de entrada que más posibilidades ofrecen a la hora de multiplicar los positivos por la Covid-9 en la localidad. «Todo lo que se produce en el interior se traduce en que vamos a la playa al día siguiente y nos llega la segunda parte. Es lo que más dolores de cabeza nos da». Josu Landaluze admite que, con todo lo que está pasando, «desgraciadamente habrá que cortar el ocio nocturno y ser más estrictos en las playas».
Por ahora se han puesto tres multas a otros tantos locales, bien sea por superar el aforo o no respetar los horarios de cierre. Landaluze apunta que se va a sentar a hablar con los responsables de discotecas y pubs para llevar las cosas a rajatabla. «Preocupa el ocio nocturno porque en Sopela es de paso; es de gente que viene de otros sitios, principalmente«.
Aunque las tareas de los agentes de la Policía Local se han multiplicado, admite que en la localidad costera se ha llevado cabo «el refuerzo de verano correspondiente. Hay siete agentes por cada turno». Y acepta que «se está capeando bien el temporal. Las playas están dando mucho trabajo, pero se está llevando bien». Ahora queda esperar a un agosto que no será igual que otros años. «Este año no bajará la cantidad de gente en Sopela sin fiestas de Bilbao», vaticina.
El coronavirus es causa de «preocupación evidente», reconoce la alcaldesa de Gorliz. Nagore Utxupi admite, sin embargo, que en la localidad costera por ahora reina «la tranquilidad porque no hay brotes», pese a que miles de personas visitan la playa y se ha incrementado notablemente el número de habitantes.
Y todo eso sucede cuando hace muy pocos días se han celebrado las 'no' fiestas de Santiago en el pueblo, donde ha tenido lugar un mercado en el que se aplicaron todas las medidas de seguridad. «La respuesta de la gente ha sido fenomenal. No ha habido aglomeraciones en ningún momento y todos han respetado las normas. El comportamiento ha sido ejemplar por parte de los vecinos en el mercado y durante esos días en que hubieran sido días de fiesta otros años», destaca la regidora.
Cuando se le pregunta si pediría apoyos en el hipotético caso de que se registre algún brote o haya casos en la localidad, Utxupi lanza un «no quisiera» rotundo. No obstante, el número de contagiados aumenta y parece que el virus está afectando a algunas localidades costeras. Por eso admite que, «si se tuvieran que tomar medidas (sanitarias) especiales, le corresponderían al Gobierno vasco implantarlas».
El alcalde de Mundaka, Mikel Bilbao reconoce que comenzaron a estar preocupados por el riesgo que representa el aumento de población que registran cada temporada estival durante los meses de confinamiento. «Desde entonces ya comenzamos a plantear medidas con el principal objetivo de proteger a nuestra población, porque no nos quita el sueño sólo los que vienen a su segunda residencia sino también los turistas a los que apelamos constantemente a la responsabilidad individual, a llevar mascarillas y a mantener las distancia», indica.
Entre las resoluciones más destacadas adoptadas figuran la ampliación de las plazas de aparcamiento para residentes y el refuerzo de la Policía Municipal. «Hemos notado menos turistas, pero no podemos bajar la guardia», ha señalado.
Ante los rebrotes de los últimos días, Elixabete Uriarte admite que «nos preocupa y ocupa esta situación». A esta pequeña localidad donde se multiplica la población en época estival, no le queda otra que «apelar a la corresponsabilidad de todas estas personas para no propiciar focos y concentraciones en la calle y en los locales». Los recursos que tienen y el presupuesto del Ayuntamiento es limitado.
La regidora de Plentzia hace hincapié en que «necesitamos salir de esta pandemia cuanto antes, con la economía local reactivada y en marcha. Y para ello es esencial la colaboración de toda la ciudadanía. El virus sigue entre nosotros y nosotras, y la salud está en juego». Pese a ello el Ayuntamiento ha hecho «un esfuerzo importante, por ejemplo, para reforzar la plantilla de la Policía Municipal en verano». Con dos agentes en la plantilla, ha llegado a duplicarse este verano.
Para la alcaldesa de Bakio, Amets Jauregizar, pasar de una población de 2.700 personas a cerca de 10.000 «aumenta lógicamente las posibilidades de tener focos, pero creo que el aumento de población es algo que vivimos con naturalidad». No obstante, reconoce que es muy difícil realizar un seguimiento cuando los afectados tienen su segunda casa en la localidad turística. «Si se produce algún positivo en vecinos que no son residentes confiamos en que Osakidetza nos ponga en alerta para actuar en consecuencia«.
La primera edil bakiotarra asegura estar preocupada por el incremento de casos que se registra en la provincia y, aunque «los contagios pueden producirse en muchos espacios, creemos que el camino a seguir es el del acuerdo como el que hemos adoptado con los hosteleros para la víspera de San Ignacio», señala. «Los hosteleros también están implicados y dispuestos a entenderse, aunque si lo regulase el Gobierno vasco sería mucho más fácil«.
El alcalde de Busturia, Aitor Aretxaga, recalca que tienen a su favor la estructura del municipio caracterizada por la dispersión en barrios y por el tipo de vivienda unifamilar que predomina. «Nos permite, a diferencia de lo que sucede en otros puntos donde la población se concentra en el casco urbano, mantener y garantizar la dispersión de la ciudadanía», ha indicado. «Y para evitar que se produzcan concentraciones hemos suspendido todo el calendario estival», detalla.
«En un verano normal, todos los fines de semana tenemos algún tipo de convocatoria, fiesta, recital o concurso que reúne a mucha población», explica. «Por eso, lo mejor ha sido anularlo todo y favorecer la dispersión», recalca Aretxaga que también explica que «seguimos a rajatabla todas las indicaciones desde Osakidetza y Eudel».
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