Mirari Artime
Ondarroa
Martes, 2 de julio 2024, 19:07
Hacer ejercicio no tiene edad y un grupo de 37 mujeres de Ondarroa mayores de 45 años han pensado que mejor ahora que nunca. Aunque en el mundo del remo la presencia femenina ha registrado un notable avance, ellas han decidido embarcarse en una trainera y derribar no sólo la barrera de los 110 kilómetros que separan la localidad costera de Donostia, sino otra más elevada, reivindicando así el papel de las mujeres maduras en el medio marino. «La mar también es nuestra», afirma Miren Urresti, una de las portavoces de un colectivo plural en el que caben todas. Algunas han retomado la actividad física y otras, en cambio, la acaban de empezar después de casi media vida dedicadas a otras cosas.
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«Queremos que cuando se hable de la mar, no sólo esté presente la figura masculina, sino también nosotras», añadió. «Tal y como hemos conquistado las calles, ahora ha llegado el turno de avanzar en otros escenarios», indicó.
Con ese objetivo, este fin de semana cumplirán un reto único: cubrirán a remo la distancia que separa la villa y la bahía de la Concha en dos jornadas. Partirán el sábado a las ocho de la mañana desde el puerto deportivo y lo harán tras escuchar la sirena de la cofradía de pescadores.
«Saldremos tres traineras para dar protagonismo a todas las participantes; con la 'Tknika' que pertenece al Gobierno vasco y con la que completaremos el reto, mientras que las otras dos – cedidas por los clubes ondarrés y el de Mundaka– quedarán en Mutriku», detalló Urresti.
Alrededor de la una del mediodía, si las condiciones marítimas no lo impiden, llegarán a Orio. «Leeremos un manifiesto feminista junto con las mujeres de ese municipio que llevaron a cabo un reto muy parecido y con las que compartimos sensaciones, impresiones, miedos e ilusiones, y por supuesto la idea de 'Zeatxik ez'? '¿Porqué no?'», explicó. A continuación, volverán a embarcar para llegar a puerto aproximadamente a las ocho de la tarde.
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En cuanto a la jornada del domingo, confían en llegar a casa hacia las seis y media de la tarde, tras tomar tierra al mediodía en Zumaia donde participarán en una kalejira y recuperarán fuerzas de cara a afrontar el último gran largo. «Nuestro mayor temor es el viento porque llevamos tiempo saliendo al agua y hemos entrenado en condiciones poco favorables y con fuerte oleaje», explicaron.
«Hemos tenido un invierno y una primavera muy duros, pero le hemos hecho frente entre todas», recalcan. Al entrenamiento físico se han sumado la preparación técnica y las tablas personalizadas de ejercicios. Una tarea que se ha prolongado meses. «Es un esfuerzo físico importante, pero estamos preparadas», indicó Miren Urresti. «El compromiso de las tripulantes es el máximo. De hecho, desde el inicio de la aventura no ha abandonado nadie, seguimos todas», declaró.
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A escasos días de lanzarse al desafío se muestran, confiesan, satisfechas e ilusionadas de haber llegado hasta aquí, «pero también con pena por haber acabado un recorrido que nos ha aportado mucho al conocer a gente con la que en otras circunstancias no habríamos coincidido», subrayan.
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