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IRATXE ASTUI
GERNIKA
Martes, 30 de octubre 2018, 00:41
La lluvia le jugó ayer una mala pasada al Último Lunes de Gernika. De hecho, los fuertes aguaceros de la primera mitad del día y el frío reinante restaron afluencia a la gran cita del agro vasco. «Mucho paraguas y pocas bolsas de compra», ... resumía Adela Andikoetxea, una de las productoras habituales en la villa foral. Pese a las adversas condiciones meteorológicas, más de 55.000 personas, según datos de la organización, se acercaron hasta el recinto ferial. Lejos, sin embargo, de lss 80.000 contabilizadas la pasada edición.
El chef del restaurante Boroa de Amorebieta, que luce una estrella Michelin, Jabier Gartzia (Gernika, 1953), también colgó por un día su chaquetilla para disfrutar, a través de la vista y el olfato, del «excelente» género que brota en las huertas vascas y ejercer de maestro de ceremonias de la muestra.
La cita gernikarra atrae anualmente a reconocidos restauradores. De hecho, un año más Gartzia formó parte del jurado encargado de seleccionar a los ganadores de los distintos apartados a concurso. «El 80% de los quesos que se presentan son de gran calidad, y luego aparecen siempre dos o tres super especiales; normalmente ahumados», aseguró el cocinero del Boroa. Gartzia se asomó también a varios de los mostradores para conocer de primera mano los precios de los distintos productos.
- ¿A cuánto está la harina de maíz?
- A seis euros el kilo.
«Está un poquito subido de precio, aunque es normal porque el consumidor que llega aquí es más ocasional. A los habituales no nos hacen ese precio», apuntó mientras reanudaba la marcha. Las repentinas granizadas obligaron en más de una ocasión al público a guarecerse bajo los toldos de las casetas. «Con este tiempo está muy bien preparar una alubiada o una buena porrusalda», propuso el cocinero gernikarra, que el año que viene cumplirá medio siglo en los fogones. Buena parte de su despensa se abastece siempre de género de los caseríos próximos a Gernika.
«Este año hemos tenido unos tomates de Kortezubi extraordinarios», aseguró durante su paseo por los puestos. «Les hemos exprimido el agua y la hemos envasado al vacío. Ese jugo ultracongelado mantiene toda su esencia hasta año y medio después», explicó.
Gernika estaba ayer repleto de 'superalimentos'. «Hay mucha confusión en torno a este tema. Estos que a la vista parecen tan feítos no llevan química», dijo el chef al tiempo que apuntaba a una cesta de manzanas reinetas.
Antes de visitar las casetas de la feria del Último Lunes, Gartzia también se dio una vuelta por el mercado de abastos de la villa foral, donde todos los lunes las baserritarras de la zona exponen su género de temporada. «Antaño, Gernika concentraba grandes restaurantes, como La Vasca, el Arrien, Zimela, Boliña, el hotel Comercio... y los lunes eran una jornada especial para los baserritarras», recordaba nada más poner un pie en el recinto cubierto.
La feria gernikarra guarda también un sitio para el pan, otro de los productos más cuestionados en la mesa en la actualidad. «Todos son de masa madre», informaba, a modo de garantía de producto sano, Nerea Egiluz, de la panadería Okondo. «Mi marido ha ido hoy a Madrid a recoger un premio que le han concedido a nuestro pan y que es el equivalente a la estrella Michelín», recalcó la vendedora.
Muy cerca de allí, lucía una explosión de colores en el puesto de Igor Lete, de Markina. Pimientos de nombres impronunciables procedentes de diferentes partes del mundo se entremezclaban con los productos propios de las huertas vascas. «Esos son de África y los de al lado de México. Son los que más pican del mundo», explicaba Gartzia. «En el restaurante tenemos plantadas hasta 21 variedades de pimientos, además de flores y hierbas aromáticas», añadía.
A medida que avanzó la mañana, las cuadrillas se fueron arremolinando dentro del espacio cubierto de la feria en torno a una botella de txakoli o sidra que acompañaban con un pincho de queso. Otros, sin embargo, quedaban hipnotizados al observar cómo un robot se encargaba de segar un terreno que emulaba el cesped de un jardín. «¡Pero si parece la aspiradora 'roomba' de casa!», exclamaba una mujer en el espacio reservado a novedades de la maquinaría agrícola.
Gernika bajó la persiana de su Último Lunes con ventas «irregulares», que en su mayoría se registraron a primera hora de la jornada. «La gente no quiere andar dando vueltas todo el día con bolsas y menos con esta lluvia», destacó una productora de alubias.
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