Jóvenes solidarios dedican parte de su verano a estar con mayores de Lekeitio

Los mayores de la residencia Uribarren Abaroa de Lekeitio viven unos intensos días de convivencia. Están muy contentos. Y es que desde principios de la semana pasada reciben todas las mañanas la visita de un grupo de doce jóvenes de distintas partes de España que han decidido dedicar parte de sus vacaciones de verano a estar con ellos, a compartir experiencias entre generaciones.

La iniciativa forma parte del programa de los campos de trabajo de voluntariado social que el Gobierno vasco impulsa en esta localidad desde hace casi dos décadas. Sin excepciones, todos los que han acudido este verano aseguran que la experiencia «es súper positiva», ilustran las extremeñas Ana Rosa y Lola Sánchez.

«Aprendemos todos y estrechamos lazos con los mayores», añaden la cántabra Aizea del Río, Áfrika López (Palencia) e Ibai Barrios (Leioa ), que aprovechan las jornadas soleadas para acercarse hasta la plaza y ver todos juntos el mar. Para garantizar el buen funcionamiento de las distintas actividades y propuestas, el campo de trabajo está supervisado por responsables de la propia residencia y un coordinador del Ayuntamiento anfitrión, que también les ha dado la bienvenida en agradecimiento por su aportación altruista.

No es el primer campo de trabajo para la mayoría, pero sí uno de los que permiten un intercambio más directo de vivencias con los ancianos. «Te toca el corazón y abre un horizonte más amplio sobre cómo respetar la dignidad de los mayores», reflexionan.

«También es importante poner en valor la aportación que ellos han realizado a la sociedad, escuchar las historias que cuentan con mucha ilusión porque para ellos son muy importantes, que no se sientan solos, y en definitiva, que estos días sean un poco más felices», añaden.

En su opinión, en nuestra sociedad hay mucho individualismo y parece que a los jóvenes no les importa nada de lo que ocurre en su entorno. «Pero eso no es cierto», afirman con rotundidad. «La soledad está muy presente en la sociedad, pero parece más evidente entre los mayores, por las razones que sean, y nosotros podemos ayudarles a mitigar ese sentimiento», conciden sin dudarlo. «Hablamos, hacemos juegos, pintamos, bailamos y cantamos… Nos aportan muchísimo, hay un intercambio mutuo», recalcan.

Por las tardes y los fines de semana, los planes cambian por completo. Los voluntarios realizan excursiones, visitas culturales a las principales localidades y zonas costeras de Euskadi, además de practicar deportes y juegos. De esta manera, se persigue favorecer la relación entre ellos y por otro lado acercarles el entorno y la cultura del País Vasco.

«Lo más sorprendente es lo cerca que están las montañas del mar», señalan las andaluzas del grupo, quienes también recalcan «la buena temperatura que hay de día y cómo refresca por la noche, es un alivio –afirman–. Nos llevaremos un recuerdo estupendo», adelantan.

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