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Alexis Algaba
Domingo, 4 de febrero 2024, 09:15
«Bajé a una zona de roca-arena en la que suele haber corvinas para ver qué me encontraba. Pero llevaba un fusil para coger muxarras de 1-2 kilos. Me quedé quieto tumbado sobre el fondo y apareció por la derecha. Era como tratar ... de cazar un jabalí con una carabina». Así comienza Iker Agirrezabala la narración para este periódico de su encuentro con una corvina gigante este pasado viernes en aguas de Ondarroa. «Por suerte estaba lo suficientemente cerca para acertarle en la zona en la que un disparo es prácticamente mortal. Si no, ni lo intento», continúa, todavía con el subidón de lo que vivió en esa salida recreativa.
Agirrezabala, vecino de Deba, experto en pesca submarina y miembro de la sección de esa disciplina de la Real Sociedad, logró capturar, gracias también a la ayuda de su compañero de pesca, una corvina gigante de 34 kilos y más de 1,7 metros de longitud. Un monstruo de las profundidades en aguas del Cantábrico contra el que luchó unos minutos para poder sacarla hasta la superficie. «Es el ejemplar más grande de corvina que he podido pescar», explica. Hasta este viernes, su récord estaba en una pieza de 30 kilos.
Agirrezabala acudió con un compañero a practicar su afición en la tarde del viernes con el objetivo de pescar unas muxarras. «Llevábamos un par de piezas de 1-2 kilos y regresábamos a la lancha. Decidí pararme en una zona que conozco y bajar para ver si había corvinas», narra el debarra. En la segunda bajada a la misma zona, se posó sobre el fondo y se quedó inmóvil. «Suelen detectar una presencia extraña y se acercan a ti a ver lo que eres», describe. Pero no pensaba que por su derecha iba a aparecer un ejemplar 'XXL' de corvina, un pescado que suele pesar entre los 2 y los 10 kilos y cuyo tamaño rara vez alcanza el metro de longitud.
Él, inmóvil y con un fusil no tan adecuado para enfrentarse a una pieza de tal tamaño, tuvo que decidir en unos segundos cómo reaccionar. Era algo así como tratar de cazar un conejo con un tirachinas o «un jabalí con una carabina». La corvina se le acercó tanto y se le puso tan a tiro que Agirrezabala acertó en disparar el fusil a una zona en la que es prácticamente mortal, en la parte trasera de los ojos del animal. «Si sé que no voy a acertar o voy a dejarlo dañado, no disparo», explica.
A partir de ese disparo empezó la lucha entre ambos hasta tratar de sacar a la corvina a la superficie. «No fue una lucha muy intensa», confiesa el pescador de Deba. En otras ocasiones con un animal de este tamaño hay submarinistas que pelean durante muchos minutos para acabar pescando la pieza. Agirrezabala tuvo la ayuda de su compañero de pesca y se sirvió de algunas herramientas ya con la pieza en la superficie para tratar de que la corvina dejase de resistirse.
Finalmente posaba orgulloso con la enorme captura sobre la lancha en la que fueron a pescar frente a la costa de Ondarroa. «Es bonito que de ven en cuando el Cantábrico te dé estas alegrías. No es lo habitual ultimamente. Suelo viajar para hacer pesca en el Pacífico también y cada vez baja más la cantidad de peces, es preocupante», describe el guipuzcoano.
Su cuadrilla ya sabe que para las próximas semanas o meses tienen buen pescado para hacer cenas o comidas. «Ahora toca despiezarlo, hacer rodajas y envasarlo al vacío para que dure más», añade Agirrezabala. Y es que la corvina es una de las especies más apreciadas en la mesa y el kilo en pescadería supera los 13-14 euros.
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