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No se conocían de nada pero podría decirse que sus vidas corrían en paralelo sin saberlo; la de Laetitia Millois Goikolea, en Francia, y la de Leire Celani Urrutxua, en Italia. «Casualmente, las dos somos de madre vasca y nacimos en 1986», cuentan estas dos ... jóvenes europeas, que hace menos de dos años se estrecharon la mano para emprender un nuevo negocio en Gernika.
Ambas mujeres son solo un ejemplo de la cerca de una veintena de profesionales llegados de otros países a la comarca de Busturialdea en los dos últimos años para emprender una nueva actividad. De hecho, solo en 2022, el 48% de los usuarios que pasaron por el Centro de Iniciativas Profesionales (CIP) de la villa foral fueron personas migradas. Más de la mitad de las actividades económicas que se apoyaron desde esta oficina, además, fueron impulsadas por extranjeros.
«Si en años anteriores esta cifra rondaba el 25%, en los último stiempos la cantidad se ha incrementado hasta el 55%», detalló, por su parte, Joseba Irazabal, técnico de emprendimiento del CIP de Gernika.
Del total de los 33 nuevos negocios que han levantado la persiana en municipios de Urdaibai, 18 están gestionados por profesionales foráneos y, en su mayoría, han elegido Gernika para establecerse. «Por razón de género, once de ellos han sido promovidos por mujeres», contabilizaron, por otro lado, en la oficina comarcal de ayuda al emprendimiento en el entorno de la villa foral.
Las artesanas Millois y Celani, por su parte, consideran que la puesta en marcha de su negocio –una tienda que comparten en la calle Juan Calzada para el diseño de muebles y enmarcación– resultó «bastante cómoda», afirman las dos colegas. «Se nos presentaron bastantes y buenas facilidades para emprender», coinciden en afirmar.
«Los propietarios del local fueron muy comprensivos en cuanto a ajustarnos el precio del alquiler, ya que nuestros inicios coincidieron todavía en época de pandemia y también teníamos que hacer algunas obras en la tienda», recuerdan las responsables de las marcas 'Dilei' y 'Amadeus'. Ambas colegas de profesión, además, se atreven a vislumbran en Gernika un futuro «prometedor». «Poco a poco nos van conociendo y vamos haciendo clientela», señalan, optimistas, las dos socias.
De la misma opinión es la mexicana Eunise Ortiz, fundadora del espacio de creación, desarrollo creativo y venta de obra de arte, Arteleku, localizado en la calle San Juan Ibarra de la localidad. «Estoy contenta aquí y de momento me sostengo con las clases de arte que ofrezco a los niños», opina esta artista visual. «Eso sí, lo complicado es la tramitación de todo el papeleo y la gestión de los autónomos, además del esfuerzo que supone el pago de las cuotas mensuales», resalta por el lado negativo.
Tras la pandemia, la mayoría de los vecinos migrados de Busturialdea probaron suerte en el sector de la hostelería. Además de bares y restaurantes, los extranjeros generaron también actividad económica «con la apertura de tiendas de alimentación y nutrición y servicios de asesoramientos intercultural, por poner algunos ejemplos», añadió Irazabal.
En cuanto al lugar de nacimiento de los emprendedores migrantes en Busturialdea, la mayoría son rumanos, seguidos de argentinos, venezolanos y dominicanos. «A todos ellos se les tramitó la subvención para el fomento del autoempleo de la Diputación Foral por un importe de 156.000 euros», matizaron, asimismo, las mismas fuentes.
Desde enero de este año y hasta la fecha, las oficinas del Centro de Iniciativas Profesionales de Gernika han registrado «cerca de una veintena» de actividades económicas emprendidas por nuevos gernikarras.
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