Dos ascensores salvarán los problemas de movilidad y «darán vida» a Elantxobe

«Nos va a cambiar la vida», se felicitaba ayer el alcalde de Elantxobe, Patxi Egurrola, en relación a los nuevos ascensores que conectarán Bidekalea –donde se encuentra la plataforma giratoria del autobús–, con Portu kalea, a la altura del antiguo lavadero conocido como '14 bidik'.El proyecto se ejecutará en dos fases. El primer ascensor contará con una parada en la Atalaya, donde habrá una pasarela, de unos 50 metros, que enlazará con el segundo elevador «para bajar hasta el puerto», detalló el primer edil elantxobetarra. El primer tramo que baja desde la zona alta será vertical, mientras que el que prosigue desde la parte media hasta el muelle contará con una inclinación.

La instalación contribuirá a suavizar la pendiente de hasta un 70% que alcanza la ladera sobre la que se asientan las viviendas. Una ventaja que los elantxobetarras suplicaban a gritos desde hace años. La ejecución del plan, que ya está redactado, se espera acometer «dentro de la próxima legislatura», confía Egurrola. El proyecto, no obstante, exigirá la elaboración de estudio geotécnico y topográfico previo al encontrarse en una ladera.

La cabina del ascensor, de 25,5 metros de altura, dispondrá de «un cuerpo enteramente de vidrio», según detalla el plan de obra. Asimismo, se abrazará en forma de 'L' a la estructura de la pasarela. «Evocará, por materialidad y geometría, al casco de los barcos que se otearán desde el mismo», detallan en la redacción del proyecto.

El embarque inferior del ascensor inclinado, a su paso por Portu kalea, se realizará entre el edificio residencial y el antiguo lavadero. «Ese punto se integrará dentro del proyecto del elevador, como punto de información turística», avanzaron fuentes municipales.

Aitor Alegría reside en la calle Nagusia y no tiene duda de que el ambicioso proyecto del ascensor, «le dará más vida al pueblo». «Es casi seguro que anime también a la gente más mayor a salir a la calle y, por ejemplo, bajar al puerto a dar una vuelta y socializar con otros vecinos», se alegra este vecino de 60 años.

Egurrola, por su parte, va más allá y matiza que el elevador, uno de los planes más reclamados en Elantxobe, se ha convertido en una cuestión de «supervivencia» para el pueblo. «De no contar pronto con una instalación de estas características, el municipio estará abocado a sufrir un declive porque no es fácil vivir en una localidad en cuesta, sobre todo para los más mayores».