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Gernika mantiene echado el cierre desde hace meses a dos de sus tres refugios antiaéreos de la Guerra Civil; uno de los recursos turísticos más valiosos que atesora la villa foral para relatar a sus visitantes el triste episodio del bombardeo que sufrió la simbólica ... localidad, el 26 de abril de 1937.
El Ayuntamiento dio inicio el pasado año al plan para instalar una cubierta y urbanizar el entorno de la galería de Astra, pero el hallazgo de un depósito de «unos dos mil litros de fuel oíl» obligaron a frenar la obra que estaba previsto que concluyera «para el 85 aniversario del bombardeo que conmemoramos el año pasado», recordó el alcalde de Gernika, José Mari Gorroño.
La inesperada aparición del tanque de gasolina, a aproximadamente dos metros de profundidad de la cimentación del refugio, por tanto, ha obligado «a tomar medidas para su retirada y limpieza de tierras antes de retomar los trabajos, que esperamos que sea a partir de este mes», señaló Gorroño.
Gernika mantiene también cerrado a cal y canto el búnker perteneciente a la compañía Talleres de Gernika, situado a escasos 150 metros de distancia del de Astra. El interior de la construcción abovedada, de la época de la Guerra Civil, se encuentra en este caso «inundado» como consecuencia de un problema de filtraciones de agua.
«El suelo se encuentra aproximadamente a un metro y pico por debajo de la cota cero y al estar el nivel freático más alto el agua asciende provocando las filtraciones», explicó el primer edil gernikarra. «Hay que elaborar un estudio para buscar una solución definitiva al problema y conseguir aislar el piso con garantías», señalaron las mismas fuentes.
En la instalación de Talleres de Gernika, de 22 metros de longitud y cinco de ancho, buscaron refugio centenares de vecinos y visitantes aquel fatídico lunes de mercado en el que la Legión Cóndor alemana se ensañó contra la población civil, con el lanzamiento desde el cielo de bombas incendiarias.
El habitáculo de la antigua factoría de Astra-Unceta y Cía, construido también en hormigón, para soportar el impacto directo de las bombas, tiene unos 30 metros de longitud. No obstante, Gernika cuenta con un tercer refugio público en el Pasealeku, que se mantiene abierto a las visitas tras su rehabilitación en 2018 y en su momento mantenía abiertos «unos siete más, aunque privados», señalaron desde el grupo de Historia local Gernikazarra.
Para su funcionamiento, la Junta Municipal de Defensa de Gernika elaboró un sistema de señales «que servían para alertar a la población de posible ataques de la aviación», explicaron las mismas fuentes. Para anunciar el peligro, un vigía agitaba una bandera roja desde lo alto del monte Kosnoaga. «Acto seguido, la señal se extendía hasta el campanario de la iglesia de Santa María donde hacían sonar las campanas y las fábricas sus sirenas para que la gente se resguardase», cuentan las mismas fuentes.
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