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Iratxe Astui
Bermeo
Miércoles, 26 de octubre 2022, 01:14
Confiesa que sus canciones más populares las ha escrito «en situaciones en las que me he encontrado agobiado». Entre ellas figuran composiciones como 'Virgen de ... Nazaret', «que la compuse durante mi etapa de misionero en Ecuador, a tan solo un día para que tuviera lugar una procesión muy celebrada en aquel país», rememora.
Juanjo Elezkano es el cura de Bermeo. Pero cuenta con un extenso repertorio de composiciones, recopiladas a lo largo de los años en trece trabajos discográficos. Destaca, por ejemplo, la obligada 'Eskerrik asko, Jauna', entonada en todas las celebraciones eclesiásticas de Euskadi. «La dejé escrita antes de irme a América latina, a principio de los años ochenta, y a la vuelta me quedé perplejo al ver que se cantaba hasta en algunas misas de La Rioja», señala con una sonrisa. Los guiones de muchas eucaristías incluyen todavía otras de las letras del presbítero nacido en Bilbao, como las archiconocidas 'Alkartuta goazen' o 'Gure ondoan Jauna'.
Elezkano, que anteriormente ejerció como cura en Romo y también en Mungia, presentará este viernes en la iglesia de Santa Eufemia de Bermeo (19.00 horas) su último disco, que ha titulado 'Hego eta Erro'. Es un álbum en el que recoge un total de 13 composiciones, en su mayoría «vinculadas a la fe» pero que también relatan historias reales, como la de un joven inmigrante al que, cuando fue a ayudar a una chica en Madrid, lo arrojaron a las vías del metro y murió. «Refleja de manera clara la parábola del buen samaritano», explica.
Entre su colección de discos guarda otro titulado como 'Omayra', dedicada a la niña colombiana que murió víctima de la erupción del volcán Nevado del Ruiz en 1985. Su imagen, atrapada en el lodo, «me llegó al alma». «No puedo entender cómo no pudieron de salvarla», lamenta.
La extensa discografía de Elezkano también tiene espacio para la canción denuncia, con una letra que critica «las atrocidades que se llevaron a cabo durante la conquista de América, de la que se ha festejado su quinto centenario»,
Su afición por la música nació «de chaval, en el coro de la escuela». Esa pasión, no obstante, se acrecentó a partir de los 22 años, cuando «me di cuenta de que no tenía ni idea de música e ingresé en el conservatorio con alumnos de menos edad». «Me daba mucha vergüenza», reconoce. Completó la carrera de solfeo en tres años, dedicó otros cuatro al piano y tres a afinar el canto.
Tras ordenarse como sacerdote, con 26 años, la canción le llevó incluso a presentarse al entonces famoso Festival de las Vegas Bajas, en Badajoz. «Fui junto a un compañero del seminario en autostop y quedé en segundo puesto: gané 30.000 pesetas. Mucho dinero en 1970».
Dos años después volvió a subirse al mismo escenario y entonces se llevó «dos premios, el de Interpretación y el de la mejor Canción, que me reportaron 100.000 pesetas», apunta. «Con eso le compré a mi madre la primera lavadora automática que tuvimos en casa y me pagué los estudios», se enorgullece todavía.
En su próxima actuación cantará arropado por dulzaineros, los txistularis de Kankinkabara, el orfeón de Bermeo y los saxofonistas Joseba Egaña y Juan Ramón Duke. «El dinero que recaudemos será para la ONG 'Aita Mari'», adelanta.
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Silvia Cantera, David Olabarri y Gabriel Cuesta
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