El verdel y el chicharro se alejan de la costa vasca en busca de aguas más frías

Ahora, sus peores temores se han confirmado. Así, un estudio elaborado por el centro tecnológico Azti, con una de sus sedes en Sukarrieta, ha constatado que dos de las especies más importantes del Golfo de Bizkaia y claves para los pescadores del Cantábrico se alejan cada vez más de la costa por el calentamiento del agua del mar.

«Hemos detectado que, para adaptarse a ese aumento de temperatura, por cada grado de calentamiento del mar, el verdel desplaza su distribución en el momento del desove trasladándose hacia el norte 370 kilómetros, mientras que el chicharro adelanta la fecha estacional de su puesta reproductiva en torno a 12 días», ha explicado Guillem Chust, coordinador del área de Cambio Climático de Azti.

Para constatar esta tendencia, han analizado los datos recopilados durante las campañas oceanográficas de puesta de huevos de estos peces en aguas del Atlántico noreste desde 1992. Este estudio ha sido publicado en la revista 'Ecological Indicators'. «Las prospecciones, coordinadas con varios barcos para muestrear simultáneamente todas las zonas de desove de ambas especies, se han desarrollado desde enero para coincidir con el inicio estacional más temprano del desove en aguas más cálidas, y han continuado hasta julio», indica.

Los resultados del análisis de las muestras respaldan, según el investigador, que la aclimatación biológica de los peces al calentamiento puede combinar o excluir el momento y la posición de la latitud dependiendo de las características biológicas de la especie. «Estos cambios poco a poco se van acumulando, gradualmente, hasta que llega un momento en que el ecosistema cambia de forma significativa».

En el caso del jurel o chicharro, además, el estrecho vínculo entre la ubicación y el momento del desove genera una imagen pesimista para los científicos debido a la capacidad limitada de la especie para hacer frente a las condiciones cambiantes del océano». De hecho, reconocen, que estos hallazgos «refuerzan las crecientes preocupaciones sobre su deficiente recuperación en el Atlántico noreste ( ICES, 2020 ) y enfatizan la necesidad de mejorar el conocimiento sobre su dinámica», recalca.

Y todo apunta a que las temperaturas seguirán en aumento. Para finales de siglo, se espera que el calentamiento del mar supere los 1,5 grados respecto a los valores actuales en el Golfo de Bizkaia. La pesca se verá cada vez más afectada, en especial la de bajura, ya que los bancos de peces se desplazan hacia los polos. «Además, podría haber una disminución de la talla de los individuos», reconocen.

De hecho, el escasa tamaño de las piezas de anchoa ha sido otro de los principales quebraderos de cabeza de los arrantzales en las últimas primaveras. «Es necesario hacer un seguimiento periódico de estos indicadores de los stocks dado que las previsiones del cambio climático indican un calentamiento del océano superior al observado hasta ahora», recalcan desde Azti.

«Estos nuevos conocimientos son útiles para adaptar las estrategias de gestión pesquera y mejorar las proyecciones futuras de hábitats en un contexto en que se hace indispensable estudiar el potencial impacto del cambio climático en el ecosistema marino», ha subrayado Leire Ibaibarriaga, coautora del estudio.

A su juicio, «conocer la afección del cambio climático en nuestros océanos resulta esencial para mejorar la conservación de los recursos marinos y gestionar de forma sostenible la pesca y la ordenación del espacio marino», concluye la experta del centro tecnológico que ha desarrollado el trabajo con financiación europea en el marco de los proyectos FutureMARES, del programa de la UE H2020, y LIFE IP Urban Klima 2050, la mayor iniciativa de acción climática de Euskadi coordinada por Ihobe.