Mirari Artime
Lunes, 5 de febrero 2024, 17:01
Aunque Berriatua es un pueblo pequeño de Lea Artibai por su número de habitantes, destaca por contar con una amplia superficie forestal que ocupa el 72% de su extensión, según datos de la sociedad española de ciencias forestales, SECF. Fruto de la gestión tradicional, la mitad de sus bosques son plantaciones de pino radiata, un 9% de eucalipto, otro 9% de bosque mixto atlántico y el resto de diversa índole.
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Para que esas especies pierdan protagonismo a favor del bosque autóctono, desde el Ayuntamiento y la asociación Hostozabal han actuado en Legarmendi, un entorno que formó parte del frente en la Guerra Civil de 1936, y que ahora luce con la plantación de 6.000 ejemplares de una docena de especies diferentes propias de la vegetación local; desde robles y arces hasta fresnos y encimas.
«La zona se encontraba completamente erosionada por haber soportado las últimas décadas plantaciones intensivas de pinos y eucaliptus y con el esfuerzo y el trabajo de los ciudadanos que han trabajo en auzolan se ha creado una gran mancha de bosque autóctono que por el momento es una de las más grandes de la comarca», reconoce el biólogo Keko Alonso, de la empresa Besaia, que ha dirigido el proyecto.
En total, han recuperado alrededor de 23,5 hectáreas, es decir, una extensión similar a casi 33 campos de fútbol. El objetivo es dar a conocer los numerosos beneficios del bosque autóctono. «Mantiene y garantiza la biodiversidad, limpia el aire, luchan contra el cambio climático, son mucho mejores para absorber el agua e incluso pueden ser un instrumento para evitar posibles plagas en la agricultura», enumera Unai Arzubia, de Hostozabal.
Desde su creación, el colectivo ha intervenido en seis hectáreas donde ha sembrado un millar de árboles. «Es la misma tierra la que marca la especie más adecuada», ha indicado Arzubia. Para llevar a cabo su objetivo, emplean la fórmula conocida como 'la custodia del terreno'.
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«Es un procedimiento voluntario con un propietario con en el que se pacta el modo de conservar y cuidar la parcela», explican. De esta manera, consiguen un doble objetivo. Por una parte, apoyar a los dueños para cubrir las necesidades y garantizar su conservación y por otro lado «educar a la sociedad en general y a los más jóvenes en especial del valor del entorno y en este caso de los bosques», añaden las mismas fuentes. Para completar el proyecto llevado a cabo en Legarmendi, además, se han instalado paneles informativos del hábitat vegetal que presenta y se han creado dos rutas –de distinta orientación e intensidad– por el entorno del monte que alcanza los 372 metros de altura.
«En torno a esta cima estamos creando un espacio de conexión y expansión para los ciudadanos a través de una red de caminos que con el paso del tiempo nos permite comprobar cómo evoluciona el monte que estamos recuperando», han manifestado desde el Consistorio que ha contado con la ayuda del Gobierno vasco para la recuperación de este patrimonio natural.
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