La llamada de socorro provenía de un edificio de Artike Bidea, en Bermeo, situado frente al antiguo Matadero. Eran las ocho y cinco de la mañana cuando desde una de las ventanas del cuarto piso del número 9 de la calle salía una columna espesa de humo ... . «De repente estaba la casa envuelta en una nube. Yo estaba con mi hijo de 15 años y mi bebé de 14 meses», narra con el corazón en un puño Ainhoa Villaragut.
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Esta madre pasó los momentos «más angustiosos de mi vida» hasta que logró que los bomberos la evacuaran de su vivienda, situada en un piso superior al que se originó el fuego, por causas que se investigan. «Todavía estoy impresionada de cómo actúo mi hijo de 15 años», relata. «Nos ha salvado él, a su hermana y a mí». Habla de su chaval mayor, Unatz Loza, que actúo «sin perder los nervios en ningún momento», con la calma y la determinación necesarias que recomiendan en todos los manuales contra incendios pero que tan difícil resulta de llevar a la práctica cuando la tragedia acecha.
Me agarró del brazo y me dijo; ama tranquila que todo va a salir bien. Vais a encerraros en la habitación del fondo, y después de poner a salvo al perro y al gato, agarró unos trapos para tapar el bajo de la puerta y evitar que entrara humo», recuerda admirada las indicaciones que ella cumplió al pie de la letra. Horas después Unatz reconoció ante los micrófonos de Radio Bilbao que «viví un momento tenso porque veía que estábamos sobre el fuego».
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«Después se ha encargado de llamar al 112 hasta que los bomberos nos han sacado de casa por la ventana», detalla Villaragut, presa todavía de los nervios. «Por un momento pensé que era el fin. Estaba muerta de miedo», declara.
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«¿Qué dónde ha aprendido a actuar así? Eso mismo le he preguntado yo y me ha dicho que, casualidad, lo había leído en uno de los bandos que están puestos en el portal para saber qué hacer en caso de incendio», agradece esta mujer. Villaragut se refiere a los carteles que han diseñado los bomberos y bomberas de Bizkaia y que han enviado a más de 37.500 edificios en una campaña de concienciación para prevenir fuegos. «También me acordaba de un video que vi en youtube en el que comparaban el estado en el que quedaba el interior de dos casas incendiadas; una tras haber tomado precauciones y la otra sin que cerraran la puerta para impedir la expansión del fuego», explicó, más tranquilo, este chaval que ha salvado de las llamas a su familia y de mayor aspira a ser «criminólogo».
Su padre, por contra, ha corrido peor suerte. En el momento en el que se desató el incendio se encontraba trabajando cerca de su casa y al ver que las llamas provenían de su edificio corrió «desesperado» en un intento por rescatar a su familia.
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«El pobre estaba desquiciado, gritando que tenía que entrar a pesar de que los bomberos se lo impedían por el peligro que conllevaba en ese momento», relatan varios testigos. Cuando ya estaba a un piso de llegar a su vivienda, «ha habido una explosión de gas y ha tenido que ser trasladado al hospital de Cruces con quemaduras de segundo grado en los brazos», detalló la alcaldesa de Bermeo, Nadia Nemeh. «Ha salido rodando por las escaleras por la onda expansiva», afirma también su esposa.
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En el incendio, dos personas más tuvieron que ser evacuadas a un centro sanitario por inhalación de humo, mientras que otros dos vecinos del inmueble fueron atendidos por la Cruz Roja por la misma causa, aunque no requirieron traslado. La familia de Ainhoa se ha trasladado «a casa de mis padres que viven a dos portales del nuestro».
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De momento no saben hasta cuando deberán permanecer fuera de casa como prevención ante una intoxicación por monóxido de carbono. «Nos han recomendado que cuando entremos limpiemos toda la ropa a fondo. Lo más urgente ahora es comprar leche y pañales para la cría».
María Lema acudió a Bermeo como un rayo desde Bilbao, donde se encontraba en el momento del incendio. A ella le alertó la llamada de su hermano. «Vive con mis padres en el primer piso y como mi madre está impedida fue a los primeros que rescataron», cuenta esta bermeana, que ha vivido en sus propias carnes el «horror» de perder su casa por el fuego.
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«Imagínate el susto que me ha dado porque a mí ya me tocó enfrentarme a una situación igual cuando se me quemó la casa en el gran incendio de 2013. Sí, yo soy de las que vivía en Nardiz tar Jon», rememora. «No se lo deseo a nadie porque es como empezar la vida de nuevo», matiza, al tiempo que se alegra «de que no haya habido víctimas».
Matxalen Mendizabal se ha quedado ahora en esa situación. «Es mi casa», apenas atinaba a pronunciar esta mañana presa del pánico, mientras observaba cómo salía la humareda de su piso. «He salido como todos los días al instituto a las 8.03, con todo en orden, y cuando he llegado a clase me han llamado para que vuelva». «¡Ay ama!¿Y el bebé de arriba?». «Ya lo han rescatado», le tranquilizaba otra vecina en la calle poco antes de conseguir reunirse con su abuela y su madre.
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Alrededor de las 13:15 horas, y tras realizar las últimas inspecciones, todas las personas del vecindario han podido acceder a sus viviendas, «salvo los de las dos últimas plantas que están totalmente afectadas», ha detallado hace unos minutos la alcaldesa de Bermeo, Nadia Nemeh. Las plantas cuarta y quinta han sufrido daños graves y, de momento, quedan cerradas. Solo podrán entrar a sus residencias las personas que viven en el resto de los pisos».
No obstante, y aunque la mayoría de los afectados han recurrido a casas de familiares para instalarse de manera provisional, «hemos puesto a disposición del resto los recursos necesarios para prestarles la ayuda que necesiten hasta que puedan retornar a sus viviendas», ha señalado la primera edil del municipio costero.
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Nemeh ha destacado también que este suceso vuelve a poner de manifiesto «la necesidad que tiene Bermeo de contar con un retén de bomberos permanente» y ha agradecido la labor de efectivos de los parques de bomberos de Arratzu y Erandio, así como de la Ertzaintza, Policía municipal y los voluntarios de la Cruz Roja y Protección Civil «que han actuado en primera instancia para evitar un mal mayor».
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