Bakio levanta hoy su copa por un txakoli «menos ácido y con un poco más de graduación»

En las bodegas locales se han embotellado este año un total de 161.405 litros de caldo; una cantidad del 16,7% mayor que la obtenida en la anterior campaña. Gorrondona repite como la casa que más txakoli ha elaborado con un total de 84.000 litros de blanco 8.500 de tinto y 2.500 de la variedad de espumoso. En Abio han anotado 51.150 litros de blanco, 470 de tinto y 365 de ojo de gallo, mientras que las viñas de Zabala les han dado como fruto 14.000 litros de blanco y 400 litros embotellados de tinto.

Todos los productores locales coinciden en afirmar que el txakoli de la nueva añada «está muy muy rico», subrayan incluso. Y en esta ocasión no suena a frase hecha que se repite año tras año por la víspera de San José. «Es que es de verdad que ha salido espectacular», insiste Asier Alcibar-Arichuluaga que junto a su socio Rubén Gaubeca, controla las 12 hectáreas de viñedos de txakoli que se extienden en torno al caserío Basigo (Abio) de Bakio.

El nuevo caldo llega con algo más de grado alcohólico -ronda los 12,5 grados- y menos acidez que el anterior año. Esos son los resultados derivados de la evolución de la climatología que ha marcado paso a paso el ciclo vegetal de las viñas bakiotarras. «En invierno se dieron buenas condiciones para la poda y la primavera nos brindó una floración óptima», aprueba también Itziar Insausti, de la bodega Doniene Gorrondona de Bakio. «Las olas de calor del verano no han sido tan evidente en nuestra zona por la influencia de brisa, que entraba por las tardes desde el mar», explica.

La entrada de viento sur a finales de agosto, no obstante, aceleró la maduración 15 días; un hecho «que no se había dado antes en nuestro histórico vinícola», apunta Insasti, pero que, por otro lado, favoreció al engorde de la uva. «Tuvimos medo por la sequía, pero el grano se recuperó en septiembre y quedó fenomenal», aplaude también por su parte, Iratxe Eguskizaga, responsable de la bodega Zabala de la localidad turística.

En sus nuevas instalaciones del barrio Goitisolo, con tres hectáreas de vides al que se suma más parrales en otra parcela de 2.000 metros de su anterior caserío, situado junto a la iglesia de Andra Mari, abogan por que se redescubra el tradicional txakoli tinto de Bakio. «Todavía lo asociamos a un vino experimental. Nos parece que el Rioja tiene que ser siempre tinto y el txakoli blanco y es una pena», lamenta Eguskizaga.

De la misma opinión son también los de Abio, que apuestan por promover las variedades menos comerciales como el Ojo de gallo. «Es el que a mí más me gusta y el que se saca también mucho en las barras de Bakio, junto con el tinto», cuenta Alcibar-Arichuluaga. «Hay gente que ni relaciona estas dos variedades con el txakoli».

En Doniene Gorrondona han experimentado también en su última campaña con las etiquetas de tinto, Beltza y Hobe. «Aún prevalece la mala idea de que es un txakoli mal elaborado, que no tiene evolución cuando es todo lo contrario», defienden en la mayor productora de txakoli de Bakio.

El caldo local se sirve desde hace años en mesas de EE UU « y de Canadá, que entra con fuerza», apuntan desde Gorrondona, la única bodega de Bakio que exporta su vino al extranjero. Las botellas de su nueva añada viajarán también a «Australia, Japón, Reino Unido, Bélgica, Alemania y países nórdico», enumeran. «Fuera de nuestras fronteras, el txakoli les parece que es un vino súper fresco, muy apetecible y con una identidad que nada tiene que ver con el resto de los vinos del mundo», subraya la enóloga Itziar Insausti.

Bakio descorchará el domingo su txakoli a las 13.00 horas, dentro del acto en el que actuarán de padrinos de la nueva añada el surfer Natxo González y el creativo Jon Aspuru.