El Ayuntamiento de Gernika ha adjudicado las esperadas obras para la reparación de la pasarela peatonal de Urbieta, que tuvo que ser desmantelada a finales de enero del año pasado, después de que los técnicos detectaran que la madera de su vano central «estaba podrida ... a causa de un hongo», recuerdan fuentes municipales.
Publicidad
La Administración de la villa foral procedió entonces a la retirada de la plataforma afectada «por seguridad», además de encargar la redacción de un nuevo proyecto constructivo para sustituir la estructura con garantías de durabilidad. Los trabajos se han licitado por un presupuesto de 534.000 euros y cuentan con un plazo de ejecución de tres meses.
«Si todo va sobre lo previsto, las obras podrían comenzar el mes que viene por lo que calculamos que la pasarela esté practicable para el próximo mes de julio», apuntó, por su parte, el alcalde de Gernika, José Mari Gorroño.
De acuerdo a la planificación fijada de los trabajos, los dos primeros meses, previos a la colocación de la nueva plataforma, se dedicarán a desarrollar las labores para su prefabricación «en talleres», detallaron.
En las previsiones de la reparación de la estructura, no obstante, se ha planteado la posibilidad de dilación del plazo de ejecución de la obra. «Puede darse ese caso porque en los próximos meses se prevé escasez de madera de Iroko», necesaria para la sustitución del vano afectado del puente. «Podrían generarse complicaciones para su obtención y en consecuencia alargar la obra entre plazos de envío y secado de la propia madera», justificaron desde la Administración local.
Publicidad
Los daños en la pasarela peatonal, que conecta el área de estacionamiento de Santa Ana con las instalaciones deportivas de Urbieta, se manifestaron «de manera evidente» hace algo más de un año. «A partir de ese momento realizamos un informe para conocer las causas y el alcance de los daños a fin de garantizar su seguridad estructural», apuntó Gorroño. «Los técnicos aconsejaron su desmontaje porque no era posible su reparación, y sí existía el riesgo de colapso», explicó asimismo.
La evaluación apuntaba a que el deterioro de las vigas de la infraestructura, provocados por la aparición de los xilófagos, aconsejaban «su clausura inmediata». De hecho, la zona dañada o en proceso de ser atacada por los hongos de pudrición recorría «más de ocho metros de la longitud del vano, de unos 26 metros de largo», especificaron.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.