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«Ser partícipe de este día es muy especial. Es el mejor de Mundaka, más que San Pedro y cualquier otro. Es raro que un mundakes no sea 'atorra' o 'lamia'. Esto es algo genuino, no hay nada parecido en todo el mundo», reconoció Julen ... Bilbao poco antes de que el tradicional 'Aratuste', el Carnaval de la localidad costera, llenase de color, música, alegría y diversión las calles. Más de doscientos vecinos inundaron de blanco nuclear el municipio honrando la tradición que recuerda el día en el que el conde Anton Erreka salió de casa con la ropa y la saya de su mujer. Escapaba de los escobazos que le intentaba dar por llevar encima unas copas de más. El momento generó tanta diversión en el pueblo que sus vecinos no dudaron en copiarlo. Hasta hoy.
Aunque la jornada amaneció con lluvia, el tiempo dio un respiro y para el mediodía, momento en el que los 'atorras' tomaron las calles, salió el sol. Nadie se quiso perder la que es una de las celebraciones más peculiares de la provincia y centenares de personas se juntaron en el entorno de la plaza Lehendakari Agirre. A las 12.30 horas, Arkaitz Gorostiaga, que este año hizo de director, levantó la batuta en el callejón, frente al bar La Fonda, el público pidió silencio y con los primeros estribillos de 'Aratuste' se desataron los gritos y silbidos de emoción. Los asistentes se pusieron a bailar.
A los protagonistas les acompañaron centenares de personas que no dudaron en sumarse a la fiesta como Azu, Ketxu, Reyes y Mertxe, cuatro vecinas del municipio que cada año se disfrazan de una temática diferente. «Cuando éramos más jóvenes sí que salíamos como lamias, ahora ya no. Hoy es un día especial para todo el mundo, la canción ya dice que es el mejor día del año», afirmaron. «A mí siempre me hubiera gustado vestirme de 'atorra' pero no nos dejan a las mujeres», reivindicó una de ellas.
Costó dar los primeros pasos hacia la calle Florentino Larrinaga. «Somos de Gernika, pero es la primera vez que venimos, hemos querido ver el ambiente y está lleno de gente», comentaron unas jóvenes. La peculiaridad de la jornada atrajo a una familia catalana que estaba de vacaciones viendo a su hija que estudia aquí. «Todo esto es muy bonito», comentó Jordi Rubinar.
Los 'atorras' recorrieron el municipio y el repertorio musical se completó con temas como 'Kantari dantzari', 'Gaur ta beti', 'Herri Mait'e, 'El Pajarito muerto'... Este año como novedad interpretaron 'Arrapaladan', una canción en la que narraron los chascarrillos del municipio durante los últimos doce meses.
Uno de los momentos más intensos se vivió al llegar a la calle Goiko donde, como marca la tradición, uno de los jóvenes se subió a un balcón en el que le esperaba una lamia. Tras fundirse en un abrazo, le entregó varias bandejas con tostadas de Carnaval con las que los chavales recuperaron fuerzas.
Avanzar por la arteria principal de la localidad costera fue complicado. Miles de parroquianos les acompañaron en su recorrido hacia el puerto pasadas las 14.00 horas. Allí, año tras año, se vive una de las imágenes más icónicas y bonitas con todo el entorno teñido del blanco de los 'atorras'. «A las cuatro vamos a comer al polideportivo, es una jornada muy especial de estar con la gente a la que quieres», resumió Jon Bilbao.
La jornada dará todavía para mucho más porque, a partir de las 18.00 horas, cuando caiga el sol, serán las lamias y su identificativo color negro las que tomarán el municipio. Más de 150 vecinas cantarán y bailarán de la mano de Leixuri Urrutia.
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