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La costera del bonito está en la recta final. Tan sólo el 'Kalamua' de Lekeitio, que emplea la modalidad de cebo vivo, ha logrado mantener con vida la campaña en Bizkaia con la descarga a principios de esta semana de 4.000 kilos en la ... lonja de Ondarroa. La flota de caceros de Bermeo, por su parte, se encuentra prácticamente amarrada desde primeros de octubre por la lejanía de los bancos de pesca y el empeoramiento de las previsiones marítimas.
«Estamos amarrando casi todos, con pocas embarcaciones detrás de los túnidos aunque, por quedar, aún hay mucho por pescar», han reconocido desde las cofradías de Bizkaia y Cantabria. De hecho, aún disponen de cerca de 12 millones de kilos en la mar de los 24,4 asignados para toda la flota del Cantábrico. «Desde el año 2016, es una de las temporadas más bajas en cuanto a desembarcos», añadieron las mismas fuentes.
Las condiciones meteorológicas adversas, combinadas con el aumento de los costes operativos, se han aliado contra los arrantzales, que habitualmente esperan obtener grandes beneficios durante esta época del año. «Desde el principio, la falta de vientos, las corrientes marinas y no sabemos cuántos factores más nos han complicado muchísimo la actividad», indicaron varios patrones vizcaínos.
«Tampoco conocemos las razones por las que este verano el bonito no ha entrado a comer, cuando precisamente es una de las razones por las que acude a nuestras aguas», añadieron.
«También nos preocupa bastante que ha desaparecido muy pronto del Cantábrico oriental y desde finales de agosto-septiembre lo hemos pescado en Galicia, mientras que los de cacea han necesitado dos días al norte para llegar a los caladeros», indicaron. «Además, antes a finales de campaña llegaban las piezas pequeñas, pero ahora no, sólo grandes», manifestaron.
Para el sector en general ha sido una campaña muy irregular. «La temporada ha resultado muy parecida a la que hemos tenido en tierra. Por un día bueno, cuatro malos, y vuelta al puerto sin pescar y a esperar a que mejore sin perder el ánimo. Sucede que al final aumentan los gastos, en especial de combustible, empiezas a desanimarte y si encima estás en septiembre, pues cierras y cambias de arte», reconocieron.
A falta de las descargas más tardías, la flota vasca ha capturado más de 6.915 toneladas de las que aproximadamente 4.459 han sido subastas en las cofradías de Bizkaia -en Bermeo (8%) y Ondarroa (2%)-, así como en las de Getaria y Hondarribia. El bonito se ha comercializado a un precio medio de 4,08 euros el kilo, aunque ha habido partidas que en rachas de escasez han llegado a rondar los 8-9 euros.
Precisamente, a pesar de las dificultades que han caracterizado la campaña, la calidad del bonito del norte capturado ha sido catalogada como excepcional por parte de los compradores. Esta circunstancia unida a las limitadas descargas han elevado su cotización un 10% con respecto al pasado ejercicio.
De cara a los consumidores, los arrantzales han logrado obtener ejemplares de buen tamaño y frescura que han favorecido que la especie mantenga su reputación como uno de los pescados más valorados en el mercado. «Este año, los clientes se han quedado con ganas de más bonito», reconocieron desde una pescadería de Ondarroa. «Ha habido una demanda muy elevada y lo cierto es que ha sido un producto de alta calidad», añadieron.
Los arrantzales de bajura esperan ahora con preocupación la decisión de la UE sobre la veda a la pesca en el Golfo de Bizkaia para proteger a los delfines. «Manejamos salir hacia mediados de febrero y si deciden ampliar la prohibición, tendremos que seguir amarrados», adelantaron.
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