50 años de tesón educativo en Markina

s la hora del recreo y como cada día, desde hace décadas, profesores y tutores de la escuela pública Bekobenta de Markina intentan poner cierto orden entre juegos, travesuras, normas, algún que otro enfado y muchas alegrías en un espacio rebosante de bullicio en el que de lunes a viernes conviven 375 alumnos de Infantil y Primaria, además de otros 180 de Secundaria.

Pero este curso es especial. Entre clase y clase preparan con todo esmero un denso y variado programa de actividades con el que a lo largo del año que viene celebrarán que han pasado medio siglo labrando la buena educación de distintas generaciones. Corría enero de 1975 cuando en medio de una ola de frío que azotaba todo el territorio la primera promoción de alumnos estrenaba los pupitres del centro que arrancó como la 'Agrupación escolar de Markina'.

«Recibió ese nombre al reunir a los niños de las escuelas de los pueblos pequeños de Etxebarria, Bolibar, Munitibar, Aulesti y Berriatua que cerraron y a los de las zonas rurales de Barinaga, Iruzubieta, Larruskain y Aspiltza. Y aunque el curso ya había arrancado todos se trasladaron aquí», explica Zuriñe Egia, secretaria y portavoz de la comisión encargada del aniversario.

Ubicado entre el que fuera Palacio de Areilza y 'La casa de los alemanes', los alumnos de entonces aún guardan en su memoria el frío de aquellas aulas en un edificio que estaba por terminar, sin puertas ni ventanas y donde recibieron clases de EGB (Educación General Básica) a base de pizarra y tiza, enciclopedias, atlas, mapas enrollables, escuadra y cartabón. En la única cadena de televisión se estrenaba la serie de dibujos 'Heidi' y la calle era el lugar de encuentro donde transcurrían los mejores momentos para jugar.

17.000 libros

«Tenía siete años cuando vinimos de Munitibar», recuerda Irene Urriolabeitia, antigua alumna y en la actualidad profesora del centro y jefa de estudios. «Todo era muy novedoso; desde tener que coger el autobús para ir a la escuela hasta el comedor, tan grande, con muchos niños, cerca de 370», añade. «En el recreo, jugábamos en el jardín de la 'casa de los alemanes'», menciona.

Guarda muy buenos recuerdos y amigos que compartieron los bostezos y susurros de las primeras horas y las coletillas que ponían a cada profe. Urriolabeitia también se acuerda con cariño «de la letra cuadrada que teníamos casi todos por los cuadernos de caligrafía de Mari Carmen en quinto, la primera clase de euskera con Eva Ansola en sexto, el viaje de estudios a Benidorm en octavo, el teatro en el segundo piso y el cuidado de las plantas de la 'gela'».

Para el exmaestro Pedro Olabarria, más conocido como 'Txasio', «eran tiempos distintos en los que poco a poco se iba superando el concepto de 'escuelas nacionales'», destaca. «Con un libro de texto por cada asignatura, no tenía nada que ver con los recursos de los que se dispone hoy en día, ni de lejos», matiza.

Medio siglo después, Bekobenta se ha consolidado como referente de la comunidad escolar del País Vasco en fomentar la práctica de la lectura, que con la implicación de la asociación de padres y madres Oizpe ha creado una biblioteca con 17.000 ejemplares y en enseñar a los niños a comer con menús basados en alimentos ecológicos, locales y de temporada.

«Fuimos los primeros en poner en marcha la experiencia piloto para conseguir comedores escolares más saludables y el resultado no puede ser más positivo», indican. «De hecho, una de las actividades del aniversario '50 urte loran' –'50 años en flor'– es el de invitar a los progenitores al comedor para que comprueben la calidad», adelantaron. Tampoco faltarán la publicación de un libro, teatro con antiguos alumnos, una exposición, deporte, música y una gran fiesta de fin de curso.

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