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I. astui / M. artime
Sábado, 12 de marzo 2016, 12:31
El diputado general, Unai Rementeria, comprobó ayer sobre el terreno la delicada situación en la que se encuentra la ladera de Kamiñalde, en Ondarroa. Después de participar en la mesa de crisis con el Ayuntamiento y estar con los vecinos afectados, subió junto al equipo ... de geólogos que sigue la evolución de la montaña, la consejera de Medio Ambiente y Política Territorial, Ana Oregi, y el director de URA, Iñigo Ansola, a la zona más alta del cerro que ha sufrido los derrumbes. «Estamos ante un problema muy serio», declaró. «Mucho más serio de lo que aparenta. El monte se sigue moviendo. Lo más importante es garantizar la seguridad de los vecinos», indicó. «Hay que tomar todas las precauciones posibles para evitar cualquier daño personal y por eso se han desalojado los edificios», añadió.
Tras las conversaciones mantenidas con los distintos responsables del operativo de Emergencias, Rementeria auguró que llevará tiempo recobrar la normalidad. «Ojalá me equivoque, pero esto va a requerir tiempo, mucho tiempo», aseguró. «Va para largo. Y es el monte y su movimiento lo que marca el tiempo, no nosotros. Dependemos del monte para todo». El diputado general, que ha estado en contacto con el alcalde de la localidad costera, Zunbeltz Bedialauneta, a lo largo de la semana, ofreció todo el apoyo de la institución foral. «Todas las administraciones vamos a unir fuerzas para hacer lo más llevadera posible esta situación a los vecinos».
En ese sentido, resaltó el operativo de los Bomberos de la Diputación para asegurar la entrada de los afectados que, al final, se produjo a primera hora de la tarde. Los dispositivos técnicos que permiten registrar segundo a segundo las oscilaciones de la montaña indicaron que los parámetros se habían estabilizado. La tregua temporal permitió al Ayuntamiento convocar de manera urgente a las 181 familias desalojadas para permitirles la entrada controlada a sus viviendas. Dispusieron de media hora exacta para recoger sus enseres.
Trabajadores de la brigada municipal, varias unidades de la Ertzaintza, Cruz Roja, Protección Civil, 112 y voluntarios se volcaron con ellos. Para algunos no resultó sencillo regresar a los pisos. Las grietas comienzan a ser cada vez más evidentes y las piedras bloquean los accesos. «Hemos tenido que entrar por la ventana con ayuda de los Bomberos, pero, la verdad, no me he parado a mirar cómo estaba, le he echado un vistazo y me he centrado en coger ropas, chaquetas, zapatos y algunos objetos de valor, además de las escrituras, libretas y documentos de esos», reconoció una de las jóvenes. Antes de caer la noche, el operativo había concluido.
Aunque la mayoría de las familias no han tenido problemas para refugiarse en casas de amigos, parientes y conocidos, comienzan a reclamar una solución ante el complicado panorama al que tienen que enfrentarse. En este sentido, el consejero de Empleo y Políticas Sociales, Ángel Toña, afirmó ayer que el Gobierno vasco dispensará al Consistorio la ayuda que precise en materia de vivienda y ayudas sociales. «Una vez que el Ayuntamiento identifique las necesidades de los vecinos, se podrá ofrecer pisos del parque de Alokabide», dijo. El consejero también ofreció la ayuda de los servicios sociales en caso de detectarse situaciones de emergencia social entre las familias afectadas.
Retiran las camas de Zaldupe
En esa misma línea, el Ejecutivo autonómico ha puesto a disposición del Consistorio el programa de captación de viviendas vacías, Bizigune, que tiene como objetivo gestionar el ofrecimiento de ciudadanos que dispongan de casas sin arrendar en la localidad. Por su parte, la Consejera Ana Oregi afirmó que facilitará recursos técnicos de URA y ETS, ingenieros y geólogos, para analizar aún con mayor exactitud la situación de la ladera.
La mesa de crisis también se reunió a la tarde con los pequeños comercios de la calle San Inazio que, de momento, no podrán reanudar su actividad. «Es otro de los colectivos afectados con los que queremos abrir una vía de encuentro», indicaron portavoces municipales. Además, se optó por retirar, de manera temporal, el dispositivo habilitado en el polideportivo Zaldupe ya que nadie optó por este recurso.
Eli Álvarez, su marido y sus dos hijos han tenido «mucha suerte». «Aunque suene irónico nos ha tocado la lotería porque unos amigos nos han prestado su casa», agradece. Peor fortuna, por el contrario, ha corrido Leire, que junto a su marido ha sido «dos veces desalojada, porque primero le dijeron que saliera de su casa y se vino con nosotros, sin problema, pero resulta que ahora también nos han evacuado de la nuestra», contaba su madre.
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