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«¿A qué hora hemos cortado el acceso? ¡Nada más empezar! A las diez de la mañana». No daba abasto el agente de la Policía Municipal que controlaba este sábado que no entraran los coches en el espigón. Para entonces el Puerto Deportivo era ya una ratonera con el aparcamiento atestado y conductores descargando pasajeros en cualquier parte. Inédita, la expectación levantada por la primera jornada de puertas abiertas del portaaviones 'Juan Carlos I' había superado todas las expectativas. También habían saltado por los aires las previsiones de las tres policías que trabajaban codo a codo entre la marea humana: la guardia urbana de Getxo, las unidades de tráfico de la Ertzaintza y patrullas de la Policía Nacional con el distintivo de 'Fronteras'.
Los conductores que dejaban a los suyos para ir en busca de un aparcamiento cercano se metían de cabeza en un atasco de dimensiones cósmicas. No había una sola plaza en la carretera que bordea la playa de Ereaga. Los más valientes se internaban en el Puerto Viejo de Algorta. Pero tampoco. Para las once de la mañana apenas se podía maniobrar para dar la vuelta al final del antiguo barrio de pescadores. En el epicentro del caos, el aparcamiento del puerto deportivo, se vivieron escenas de tensión al ocupar los visitantes aparcamientos reservados a los propietarios de embarcaciones. La grúa municipal tuvo que actuar en diferentes momentos.
La Policía decidió finalmente detener la sangría del tráfico y cortó el acceso en la Avenida Zugazarte, pero la medida resultó insuficiente. Una hora después, en torno a las doce, varias patrullas de la Policía Municipal desplegaban unas vallas naranjas en plena rotonda de Artaza. «Hemos tenido que cortar todo el acceso a Getxo», declaraba todavía sorprendida una de las agentes. «Quien intente llegar tiene que hacerlo por Romo o por Algorta, que tampoco debe estar mucho mejor», advertía. Sólo dejaban pasar a los vecinos, repartidores, urgencias y medios de comunicación.
10.05 horas. Las retenciones cobran fuerza y la Policía Municipal corta el tráfico en el acceso al puerto.
A media tarde Las restricciones al tráfico no pudieron levantarse hasta poco después del cierre del portaaviones
12 horas. Tras otro corte en Zugazarte que fue insuficiente, se prohíbe el acceso desde Artaza.
Aquel tercer y último freno al tráfico funcionó. La medida se mantuvo durante horas. Los agentes no pudieron levantar la barrera de la rotonda hasta primera hora de la tarde, cuando la afluencia de público empezó a disminuir un poco. Pero las vallas en Zugazarte y en la embocadura del espigón se mantuvieron casi todo el día. A las 18.30, hora prevista de clausura del buque -que se prolongó-, todavía se registraban retenciones.
Y es que las caravanas fueron una nota permanente. La Avanzada, la gran arteria hacia el portaaviones, comenzó a sufrirlas antes de las diez de la mañana en sentido Getxo. Un accidente leve entre un turismo con matrícula de Vitoria y una monovolumen -que aparentemente apenas provocó daños de chapa- obligó a intervenir a la Ertzaintza y provocó el primer cuello de botella.
Las retenciones, primero hacia Getxo y desde mediodía en sentido Bilbao, fueron una constante. La Avanzada es una vía que se satura con facilidad y cualquier evento la desborda. Este sábado, al tirón de 'Juan Carlos I' había que sumar el tráfico hacia la costa en una propicia jornada de sol.
Quienes la transitan habitualmente admiten que a primera hora de la tarde presentaba ya «las retenciones habituales». Hacia la una y media se había vivido una estampa sorprendente con dos siniestros simultáneos, uno en cada sentido de la Avanzada. Hasta cuatro patrullas de la Ertzaintza se afanaron en retirar a los afectados y sus vehículos con rapidez. A partir de las siete de la tarde Getxo fue recuperando la normalidad, con sus paseantes de siempre. Eso sí, con un portaaviones para las típicas fotografías del atardecer.
A sabiendas del caos circulatorio que se vivía en Getxo, Borja y su familia optaron por ir en metro a ver el coloso de la Armada. «Venía el metro casi tan lleno como en los partidos del Athletic», comentó. Ellos decidieron bajarse en Neguri y recorrer a pie el camino hasta el puerto deportivo. Las frecuencias del suburbano vizcaíno eran las mismas que el resto de los sábados -hasta diez minutos de espera- y la gran afluencia de viajeros hacia la Margen Derecha provocó que los convoyes circularan repletos hasta bien entrada la tarde.
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