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josé domínguez
Lunes, 11 de noviembre 2019, 01:16
Filtración de agua entre rocas. El mismo fenómeno natural que durante siglos de constancia ha dado forma a las maravillosas estructuras geológicas que albergan las cuevas de Altamira, en Cantabria, o la de Pozalagua, en Bizkaia, puede convertirse en el mejor aliado para paliar ... el déficit de abastecimiento que soporta Lea Artibai. La veta de piedra caliza urgoniana que atraviesa la comarca -que se originó en el Cretácico inferior (hace más de 100 millones de años) y que prolifera por toda la cuenca vasco-cantábrica hasta los límites con Asturias-, se ofrece como manantial de primer orden para sus municipios. Así lo espera el Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia, que afrontará en Berriatua su particular viaje al centro de la Tierra. Perforará el sondeo más profundo hasta ahora hecho en Euskadi para extraer el líquido elemento de «los embalses subterráneos», como se llama a los acuíferos que inundan las incontables cavidades, grietas o incluso fisuras que se ocultan bajo la superficie del territorio. El incesante goteo capaz de crear estalactitas y estalagmitas llegará al grifo de 17.000 vizcaínos en 2022.
La caliza es una roca muy dura, compacta, «pero también con cierta permeabilidad», según reconoce Nerea Landaburu, responsable de proyectos y obras de abastecimiento del Consorcio. Y se da la circunstancia de que justo por debajo de Berriatua discurre una veta de este material calcáreo cuyo origen es Markina. Allí la roca aflora a cielo abierto y es por donde el agua empieza a filtrarse poco a poco para, «probablemente meses después», llegar al punto donde está previsto realizar el sondeo, a unos ocho kilómetros de distancia.
Muy cerca, a apenas dos metros de donde se va hacer el agujero, el Ente Vasco de Energía ya efectuó una cata en los años noventa. «Hizo muchas en muchos sitios para conocer mejor nuestro subsuelo y cómo aprovecharlo mejor», puntualiza Landaburu. Ya desde entonces se sabe que bajo tierra «agua hay, porque de hecho brota sola hasta arriba, concretamente dos litros por segundo más o menos». Incluso hace dos años ya se intentó hacer un sondeo similar al que ahora se acometerá. Entonces se perforaron solo 150 metros «porque a esa profundidad ya hay piedra caliza, pero no funcionó». De ahí el reto que plantea el proyecto que se quiere acometer ahora. Bueno, a partir de septiembre de 2021, cuando concluyan todos los trámites administrativos de unos trabajos valorados en 213.000 euros. Si todo va según los plazos previstos, ese agua se podrá beber en otoño de 2022.
Beneficios. Los acuíferos subterráneos suelen estar más limpios que los ríos porque apenas les afecta la contaminación.
La idea es llegar más abajo de los 450 metros. Allí se calcula que puede haber grandes cantidades de agua porque la roca caliza estaría menos compacta y presentaría más oquedades que harían de depósitos. «A veces estos suelos rocosos tienen forma de 'hojaldres', en cuyos pliegues retienen mucho líquido», explica la responsable del ente mancomunado. Así que una perforadora se encargará de hacer un agujero que tampoco será muy ancho, poco más de 31 centímetros de diámetro. Por allí se meterán tubos enrroscables entre sí hasta los 125 metros. Desde aquí y hasta el fondo del sondeo, el orificio quedará limpio, «ya que esa zona no es de margas o arcillas, sino de piedra y no hay riesgo de que se derrumbe».
Y aunque es previsible que la propia presión del agua tire de ella hacía arriba, en el último de estos cilindros de acero se colocará una bomba succionadora muy fina, «tipo lápiz», para ayudarla a subir. Estos trabajos durarán solo dos meses, pero las obras se prolongarán otros diez más, porque, según el director técnico del Consorcio, Txema Villanueva, luego hay que construir una red de tuberías para llevar este abastecimiento a la estación de tratamiento de agua potable (ETAP) de Gorozika, ya en Ondarroa, donde se depurará el agua antes de suministrarla a los hogares.
El objetivo es obtener un flujo estable de entre 15 y 20 litros por segundo, «con el que paliaremos el déficit de unos ocho litros que soportan los municipios del entorno». Aunque sólo en determinadas ocasiones, ya que en épocas de lluvia a la ETAP de Ondarroa llegan unos 25 litros por segundo de las cabeceras de varios arroyos que desembocan en el río Artibai, una cantidad «que basta para garantizar el servicio». El problema es que en verano el flujo baja drásticamente. «Será entonces cuando activemos este plan B del sondeo de Berriatua, ya que en invierno no hará falta», advierte Villanueva.
Toda la comarca sufre problemas de suministro. Según las estimaciones, el déficit podría llegar a 22 litros por segundo en 2027. De hecho, pese a las últimas lluvias, en la actualidad toda la zona se encuentra en situación de prealerta por el descenso del caudal de los ríos y se aconseja reducir los usos para riego y limpieza de calles. Incluso se han cerrado fuentes desde Ondarroa a Markina. Precisamente en esta última localidad, el Consorcio ya trabaja en otro sondeo, el de Ibazeta, que estará operativo «la próxima primavera». En 2015 ya se hizo la perforación a 110 metros de profundidad y ahora se construye, con un coste de 1,2 millones de euros, una red que lo conecte a la ETAP de Iparragirre, en el mismo municipio, «para su potabilización». El objetivo aquí es obtener «12 o 13 litros por segundo».
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