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Enfadada por «el auténtico desastre» de la última campaña de declaración de la renta en la Diputación de Bizkaia, harta de pasar horas ante el ordenador intentando presentar la liquidación de sus clientes con resultados dispares, decidió acudir a los tribunales para combatir un reglamento ... que le parecía injusto e ilegal. Un texto en el que, textualmente, se dice que todos los contribuyentes, sin excepción, están obligados a realizar la liquidación de sus ingresos personales a través de la sede electrónica. El Tribunal Superior de Justicia del País Vasco le acaba de dar la razón aunque la Diputación foral ya ha anunciado que recurrirá al Supremo.
En este caso, al menos, la recurrente tiene la suerte de no tener que contratar un abogado para defender su causa, de ahí que no le preocupe esta maniobra de elevar el pleito hasta la instancia superior. Abogada en ejercicio, licenciada en Derecho Económico por la Universidad de Deusto, Susana Asua es socia de una «modesta asesoría» en la capital vizcaína y defiende que no se puede imponer a todo el mundo un canal para el que una parte de la población no está preparado.
- No es habitual que alguien se enfrente a Hacienda por una cuestión genérica como ésta, la de utilizar internet para presentar su declaración de renta. ¿Por qué lo hizo?
- La última declaración de renta fue un desastre, una locura. Aquella aplicación que puso en marcha la Hacienda de Bizkaia tenía muchísimos errores, no era transparente. Era un despropósito. Si a eso le unes que el reglamento que acababan de aprobar decía que era la única fórmula para presentar la declaración... Me enfadé y mucho. Por eso decidí recurrir a los tribunales.
- ¿Cuál fue el error de Hacienda, en su opinión?
- Es bastante sencillo. En un reglamento han dicho que algo es obligatorio, cuando la legislación sobre el procedimiento administrativo, que tiene un rango superior, establece que es el contribuyente el que puede elegir la forma de relacionarse con la Administración. Es el contribuyente quien decide si usa internet o lo presenta en papel.
- Los jueces le han dado la razón. Han fallado que, precisamente, no se puede obligar.
- Yo creo que sí se puede obligar a determinados colectivos profesionales, a aquellos que desarrollan actividades económicas y pueden tener las habilidades necesarias para hacerlo. Pero no se podía consentir que nos obliguen a presentar la renta por internet con carácter general, a todo el mundo, sin atender a las circunstancias de cada uno.
- Imagino que se refiere a personas que forman parte de eso que se llama la 'brecha digital'.
- Sí, pero no solo a ese tipo de personas. Imaginemos un joven que acaba de encontrar su primer trabajo, no tiene conocimientos en materia de fiscalidad y le han retenido unos pocos euros. Le conviene presentar la declaración para que se los devuelvan, pero ¿tiene sentido obligarle a contratar a un profesional y pagarle por ello? Es probable que se tenga que gastar todo lo que le tienen que devolver en pagar al asesor. Esto no es de recibo.
- ¿Cómo cree que debería ser ese proceso de declaración para evitar estas situaciones que usted considera injustas?
- Mi deseo con esta reclamación judicial es intentar que la Hacienda foral vuelva a ser como antes, una Administración puntera que hacía las cosas bien. Que pongan los medios para que el contribuyente decida si quiere utilizar la sede electrónica para presentar la declaración o hacerlo de forma personal.
- En su defensa, la Diputación de Bizkaia ha argumentado que la obligación era más aparente que real y que los contribuyentes podían usar otras vías.
- Me parece perfecto, pues que cambien el reglamento. Por cierto, aún no lo han hecho.
- Hacienda dice que reforzó el canal telefónico.
- Me parece bien para hacer consultas, pero no es de recibo para presentar una declaración de impuestos. ¿Quién le dice a Hacienda que quien está al teléfono soy yo o una persona que ha robado mis claves y quiere acceder a mis datos? Y el canal telefónico, atendido por una gente muy amable, sirvió de poco. Las personas que estaban al otro lado de la línea, con la mejor voluntad del mundo, eran incapaces de dar respuesta a la multitud de problemas que tenía la aplicación informática.
- Una abogada como usted, ¿se lo piensa dos veces antes de enfrentarse a Hacienda?
- Yo sí, pero no por miedo, sino por incredulidad. Como soy una abogada modesta, con una asesoría también modesta, me pareció que ante semejante barbaridad algún abogado de prestigio o algún gran despacho encabezaría la protesta y presentaría el recurso. Cuando me di cuenta de que no iba a ser así, di el paso adelante y lo presenté yo.
- Entiendo que usted pertenece a esa corriente que apuesta por batallar con Hacienda, por duro que parezca.
- Sin duda. Yo me he peleado siempre cuando he considerado que tenía razón. Algunas veces incluso por algunos céntimos de diferencia en una declaración.
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