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La mayoría de los conductores conoce que a la carretera se debe salir descansado, relajado y sin prisas en vacaciones. Son muchos años de campañas de la Dirección General de Tráfico (DGT). Con unos mensajes tremendos, con coches que terminan achatarrados y personas llorando. ... Sin embargo, todas estas prevenciones encaminadas a evitar un accidente pierden efectividad cuando hay que volver al tajo. Se olvida el miedo igual que se guarda el bañador en el armario hasta el año #siguiente.
Y no es sólo una impresión. El 42,7% de los trabajadores que utiliza el coche en su actividad diaria o en el trayecto entre su casa y la empresa reconoce que conduce con fatiga o cansancio de manera habitual, mientras un porcentaje similar sufre estrés y ansiedad «por llegar a la hora» a su puesto. Llaman especialmente la atención los ciudadanos que se ponen al volante con sueño: solo un 30,7% asegura que lo hace perfectamente despierto, frente al 28,74% que dice padecer «mucha» o «bastante» somnolencia y el 39,7% que tiene «poca». Todo lo contrario de la prudencia que aconseja la DGT.
Así lo revela un informe de la Fundación para la Seguridad Vial (Fesvial), que sirve de base a una campaña destinada a trasladar a los empresarios y trabajadores la necesidad de no bajar la guardia en los desplazamientos ‘in itinere’ (de casa al trabajo y viceversa), donde «la rutina implica un mayor grado de confianza», explica José Ignacio Lijarcio, director de proyectos e investigador de la Universidad de Valencia.
94,2% es el porcentaje de utilización de vehículos privados o de empresa en los desplazamientos de carácter laboral. Tres de cada cien encuestados responde que usa el transporte público, principalmente empleados en trabajos sedentarios o en comercios y hostelería. La mayoría de los vehículos en uso son turismos, seguidos por camiones, furgonetas y, a cierta distancia, motocicletas.
Un mundo más móvil Fesvial subraya la importancia de reforzar el papel de la seguridad vial dentro del mundo laboral, ya que cada año aumentan los empleos relacionados con el transporte de largo recorrido, «la mensajería o el reparto, en consonancia con los nuevos hábitos de consumo y de compra por internet de los ciudadanos». «Además, antes queríamos vivir cerca del trabajo y de los padres, pero ya no. El concepto de movilidad ha cambiado mucho».
20 billones de euros es el coste anual de los accidentes de tráfico que suceden durante los desplazamientos laborales en la Unión Europea. Los últimos datos apuntan a unos 4,5 millones de siniestros, que supusieron bajas por las lesiones de tres días como promedio.
Velocidad El exceso de velocidad se mantiene como el primer factor de riesgo de siniestralidad en vías interurbanas. En el caso de las urbanas, el peligro principal viene determinado por la falta de respeto a las prioridades.
19,3% es el porcentaje de accidentes de tráfico que se producen los martes durante la actividad laboral. Es el día de la semana con mayor siniestralidad, seguido de los lunes. En cuanto a los percances sufridos en el recorrido de casa al trabajo, la peor jornada es el lunes (20%).
Euskadi es la comunidad pionera en el desarrollo de este programa que trata de atajar una epidemia de sangre: de todos los accidentes de tráfico que suceden anualmente en España, el 60% se produce durante el trayecto entre el hogar y la empresa. Sólo el año pasado, en los recorridos vinculados a la actividad profesional -entre ellos, transportistas, repartidores y mensajeros- fallecieron 607 personas y ocurrieron 70.000 siniestros laborales que terminaron con heridos y bajas.
Fesvial ha analizado este tipo de desplazamientos en todas las provincias españolas. El resultado desnuda los comportamientos propios de un hormiguero humano. Cada mañana, a partir de las 7.00 horas, más de 18 millones de personas salen en dirección al tajo. La mayoría, en coche. Y aunque cada territorio tiene su propia complejidad, algunos pueden arrojar lecturas más amplias, como sucede con Bizkaia, arquetípica de la movilidad ‘in itinere’ por tres razones: las características geográficas, el factor meteorológico y la existencia de un área metropolitana con una densa concentración urbana, pero al mismo tiempo con una tendencia creciente de las familias a desperdigarse hacia áreas residenciales alejadas del Gran Bilbao. Aunque este octubre no lo parezca, en Bizkaia llueve. Y cuando lo hace, complica los viajes a pesar de que solo la mitad de los trabajadores ve la meteorología adversa como un riesgo importante.
«Tanto los conductores vascos como del resto del Estado hemos aprendido a ser precavidos en vacaciones y en los desplazamientos de ocio, salvo en un grupo comprendido mayoritariamente por jóvenes menores de 35 años que siguen dando ‘positivo’ en los controles de droga y alcohol. Tenemos que insistir en los accidentes que ocurren de lunes a viernes porque, a diferencia de las operaciones salida o retorno de vacaciones, que percibimos como algo extraordinario, se piensa menos en un accidente cuando vas a la oficina», señala José Ignacio Lijarcio.
Las investigaciones de Tráfico a pie de asfalto avalan esta teoría: «Muchos siniestros se producen en condiciones meteorológicas buenas, en carreteras rectas y con visibilidad. O sea, la gente baja más la guardia. Es la rutina: meto la mano en el fuego, me quemo; conduzco sin cinturón o con sueño, no me quemo... hasta que sucede».
El hecho de que el número de siniestros sea superior de camino al trabajo que en la ruta de retorno al hogar consolida también el factor «ansiedad por llegar a la hora»; un extremo en el que coinciden los automovilistas entrevistados por Fesvial. Transportistas, repartidores y comerciales añaden que las condiciones cada vez más exigentes de su actividad, especialmente las «horas fijas de entrega», la escasez de pausas para descansar y los salarios «variables en función de los objetivos», aumentan el peligro de sufrir un percance, además de las «llamadas y mensajes que reciben de sus jefes mientras conducen».
En cualquier caso, el conjunto de los conductores considera que los principales riesgos ‘in itinere’ son exógenos: el comportamiento de otros automovilistas en ruta (73,7%), el tráfico excesivo y los atascos (71%) y el estado de calles y carreteras (74,3%). Fesvial ha planteado ya a los primeros empresarios y plantillas con los que colabora que trasladen «a la administración competente, sea el Estado, la Diputación o el ayuntamiento», las deficiencias que detecten en las carreteras y los accesos de los polígonos. «La movilidad es una cosa común», enfatiza Lijarcio.
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