alain mateos | DAVID OLABARRI
Lunes, 22 de junio 2020, 10:55
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«Si la furgoneta llega a ir más rápido estaríamos hablando de muchísimos heridos». La afirmación es de Jon, un vecino de Bilbao que fue testigo del accidente que se produjo en la mañana de este lunes en la intersección entre Alameda Mazarredo y la ... Gran Vía. Un conductor de un vehículo arrolló a dos ciclistas y a un peatón tras sufrir un desvanecimiento al volante, provocado al parecer por un infarto, antes de empotrarse contra la fachada de El Corte Inglés. Este hombre tuvo que ser reanimado allí mismo. Después fue trasladado en estado grave al hospital. El resto de víctimas apenas sufrieron unos «rasguños».
Jon estaba trabajando en su despacho cuando empezó a escuchar gritos en la calle. Se asomó a la ventana y vio a «dos o tres personas» tiradas en el suelo, cerca del paso de cebra, y una furgoneta que avanzaba sin control. Por fortuna, no iba rápido y la mayor parte de la gente tuvo tiempo de apartarse. Hablamos de una de las intersecciones más transitadas de Bilbao. Finalmente, el vehículo chocó junto a la puerta del establecimiento comercial. El conductor quedó inmóvil dentro del vehículo.
No tardó en llegar una patrulla de la Policía Municipal que estaba por las inmediaciones. Un agente y un guardia de seguridad sacaron al conductor de la furgoneta. Su estado era «preocupante». Fue una médica que estaba cerca de allí la que ha empezado a realizarle las primeras maniobras de reanimación. Utilizaron un desfibrilador de los grandes almacenes, según explicó el director de comunicación de El Corte Inglés, Carmelo Lezana.
Las maniobras de reanimación prolongaron «bastante». Tampoco tardaron en llegar hasta allí dos ambulancias. Los sanitarios colaboraron en esta primera asistencia de urgencia antes de conseguir estabilizarle lo suficiente para que pudiese ser trasladado al hospital. Los ciclistas y el peatón atropellados se tuvieron que sentar en las proximidades mientras pasaban el susto. Según las fuentes consultadas, sus heridas son de carácter leve. Básicamente, pequeños golpes y arañazos.
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Jon, el vecino testigo de lo ocurrido, insiste en que la baja velocidad a la que circulaba el vehículo impidió una desgracia mayor. De hecho, insiste en que hubo un par de ciudadanos que incluso intentaron abrir la puerta de la furgoneta cuando se percataron de que circulaba sin control para tratar de detenerla. Pasadas las doce del mediodía, el tráfico recuperó la normalidad en la zona. Los operarios tampoco tardaron en cambiar el cristal roto en la fachada del establecimiento comercial.
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