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El Puerto de Bilbao se ha convertido en una pequeña frontera que separa a inmigrantes irregulares de distintas nacionalidades -sobre todo, albaneses y ciudadanos de países árabes- de su sueño: llegar a Reino Unido. Y el ferry que va dos veces por semana a la ... ciudad británica de Portsmouth es una de sus vías de entrada. Por eso intentan colarse en él de cualquier forma posible; a veces, ayudados por personas con escasos escrúpulos y ganas de hacer negocio. Es el caso de dos hermanas británicas, Alison y Fabiola Alman, que acaban de ser condenadas por intentar introducir en el Reino Unido a siete albaneses, uno de ellos menor de edad, de forma ilegal, ocultos en una caravana de alquiler que embarcó en el ferry en Bilbao. Aunque no fueron detectados en la terminal vizcaína -a pesar de los controles cada vez más intensos-, los inmigrantes fueron descubiertos por la policía de fronteras (Border Force) al llegar a Portsmouth el pasado 4 de octubre.
Según publica el periódico británico 'Daily Mail', al revisar el vehículo, que era de alquiler y despedía «un olor insoportable», según los agentes, hallaron a cinco albaneses en la zona de dormitorio de la caravana. Posteriormente, en un registro más exhaustivo, dieron con otros dos más, ocultos en un compartimento de la parte superior. Las hermanas, al ser pilladas 'in fraganti', intentaron argumentar que ellas venían de pasar unas vacaciones y que no sabían nada de esos individuos. También dieron explicaciones rocambolescas sobre el intenso hedor a orina y excrementos de la caravana, que procedía del váter. Una de ellas indicó que se debía a que había queso en la nevera, que había estado desenchufada durante horas, mientras la otra aclaraba que no se había vaciado el WC, pero que ella no lo había usado porque sufre estreñimiento. Tal era el desastre que limpiar el vehículo y dejarlo en condiciones ha costado 3.000 libras, indica el periódico.
Las explicaciones no les valieron de mucho. Alison, de 43 años y residente en Londres, y Fabiola, de 47 años y vecina de Gibraltar, han sido condenadas a seis y cinco años de prisión, respectivamente. Al parecer, Alison debía 4.000 libras a un traficante que le propuso cancelar la deuda si introducía a los siete individuos -él dijo que eran sus familiares- en Reino Unido. Como la mujer no podía conducir porque se le había retirado el permiso por circular en estado de embriaguez, recurrió a su hermana Fabiola, que accedió a hacer de chófer por 800 euros. Pero su aventura no salió como habían previsto.
El juez David Melville ha destacado que los albaneses «eran inmigrantes irregulares sin derecho a estar en Reino Unido». Seis de ellos fueron devueltos a Bilbao y el séptimo, un menor de edad, ha quedado bajo la tutela de los servicios sociales británicos. Jo Howorth, oficial jefe de Inmigración, ha señalado que todos ellos «estaban en unas condiciones miserables y peligrosas». «Los traficantes de personas como Fabiola y Alison Alman explotan a las personas vulnerables y ponen vidas en peligro mientras se llenan los bolsillos en el proceso», ha concluido.
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