Condenado a 7,5 años por intentar matar a un joven en una lonja de Sodupe

Los hechos se registraron la noche del pasado día 24 de julio de 2020. Uno de los acusados estuvo implicado en el doble crimen de una pareja de ancianos en Otxarkoaga en 2018. Tenía 16 años cuando sucedieron los hechos y considerado por la Fiscalía como el ideólogo, aunque quedó finalmente exculpado de los asesinatos y fue condenado a una medida de internamiento por robo con violencia.

El herido en este caso, que sufrió «traumatismos craneal, facial y torácico», según los forenses, ingresó en la Unidad de Cuidados Intensivos y tuvo que ser sometido a una traqueotomía y a otras intervenciones quirúrgicas para salvarle la vida. Arrastra, además, graves secuelas, que le han obligado a realizar rehabilitación.

Llos procesados estuvieron aquella noche de fiesta en un bar de Sodupe, donde se cruzaron con la víctima. Todos se conocían porque viven en el entorno. El principal acusado ya había mostrado una actitud «agresiva» al exhibir un machete con intención de amedrentar. Según los testigos, el joven agredido había enseñado un fajo de billetes que portaba y su móvil de última generación a una de las procesadas, madre del acusado del intento de homicidio, con la que había tenido una relación en el pasado.

Hubo un momento en que la mujer y el joven se marcharon juntos del establecimiento y el procesado, «guiado por los celos», se presentó en la lonja donde sospechaba que podían encontrarse, en la calle Urrestieta de Sodupe. En el local se había habilitado un dormitorio, donde se encontraba la pareja. El principal inculpado abrió la puerta y encontró al joven que estaba con su madre desnudo, por lo que le empezó a propinar puñetazos en la cara mientras le amenazaba de muerte y le reprochaba que estuviera con su madre. En una de sus manos llevaba una escayola, por lo que los golpes eran más contundentes.

A causa de los golpes, cayó al suelo, donde siguió agrediéndole. Le arrastró por la lonja y le asestó patadas en la cabeza y el rostro, además de en el pecho. Ante la brutalidad de la paliza, la mujer le pidió de forma insistente: «¡Para, que le vas a matar. No le mates!». Y logró separarles. Entonces, los tres procesados y la mujer se marcharon del local, pero, puestos de común acuerdo, la mujer y otro de ellos regresaron para, aprovechando la debilidad de la víctima, apoderarse del dinero y los objetos de valor que portaba.

Con la linterna del teléfono, sustrajeron la cartera del agredido, su móvil y una bolsa con marihuana y hachís. Sin embargo, no les dio tiempo a localizar el dinero que el joven llevaba en el pantalón. Un vecino había avisado a la Ertzaintza, cuyas patrullas llegaron momentos después. Los agentes encontraron al herido inconsciente y sangrando. Fue trasladado a Urgencias de Cruces. Tardó 201 días para su estabilización lesional, 26 de ellos de perjuicio personal muy grave y arrastra como secuelas funcionales un trastorno cognitivo y daño cerebral, con pérdida moderada de calidad de vida.