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Euskadi es «un buen ecosistema para emprender», con fortalezas como «las infraestructuras y los programas» y debilidades como «la educación para el emprendimiento». María Saiz mira a la «formación» como reto para que los negocios «se consoliden» en un mercado en el que «hay más ... barreras» que hace 20 años.
- El último informe de la entidad que usted dirige destaca que Euskadi es el lugar más propicio de España para emprender y su valoración está por encima de la media de la UE e incluso de la de Estados Unidos.
- Euskadi es un buen ecosistema para emprender, aunque tiene debilidades y fortalezas sistémicas que no son nuevas. A nivel español y europeo somos fuertes en términos de infraestructuras y de buenos programas y políticas para emprender. Pero tenemos muchísimas debilidades en la parte de educación para el emprendimiento. De hecho, es una característica muy común en las economías de la zona mediterránea.
- Según el Observatorio del Ahorro Familiar, el 44% de los hogares carece de conocimientos económicos y financieros básicos.
- Y emprender supone mucho más que gestionar un hogar. De hecho, en eso está una de las grandes reivindicaciones que hacemos desde el mundo educativo, porque no olvidemos que todo es educación, incluso la gestión financiera del hogar. Con mucha pelea metimos la asignatura de Economía y Empresa, pero ahora está peligrando dentro del Bachiller. La educación es la clave fundamental para potenciar el emprendimiento en el futuro.
- ¿Esa falta de educación puede influir en que solo el 5,2% de los proyectos se consoliden?
- Hay más barreras para entrar en el mercado que están impidiendo que esos negocios se consoliden. En estos momentos hay que ser muy competitivo hasta para poner una pescadería de barrio, cosa que hace 20 años no era tan difícil.
- ¿Por qué?
- Nuestros hábitos de consumo han cambiado tanto que incluso los negocios más pequeños tienen que pelear con grandes monstruos. No es nada fácil montar una gran industria o una empresa de base tecnológica. Y no es nada fácil montar un bar.
- Otro hándicap es el económico. Una de cada cuatro empresas que se creó en Euskadi en 2022 tenía un capital superior a los 150.000 euros.
- Lo que hemos tenido en Euskadi después de la pandemia es un doble efecto. Se ha aumentado mucho el autoempleo y ha habido un gran crecimiento de iniciativas más potentes, de emprendimiento tecnológico, que en muchos casos exigen una capitalización muy alta.
- ¿Emprender es para gente con dinero?
- Eso está claro. No es que sea cosa de ricos, pero en los momentos iniciales quien te financia y te ayuda es tu entorno. Y los datos dicen que la edad a la que se emprende son los 44 años, cuando tienes bastantes más recursos que con 20.
- En las ciudades con mayor renta per cápita es donde más se emprende.
- El emprendimiento tiene dos miradas: por necesidad, para crear mi propio puesto de trabajo, y de oportunidad. En esta última, se parte de una situación cómoda: una persona que ya está consolidada en su puesto de trabajo, conoce mucho su sector y quiere probar en un nicho que ha visto que puede hacerlo por sí misma. Y ahí, en las ciudades con mayor renta per cápita, existe más esa posibilidad.
- ¿Cómo ha cambiado el perfil del emprendedor?
- Hace 20 años el protagonista era un señor con estudios secundarios y ahora es una mujer, en el 60% de los casos, con estudios universitarios y de doctorado. Una mujer muy formada pero que parte al emprendimiento con menos renta.
- Hasta en eso tenemos brecha de género.
- Sí. La renta de la que parten es menor y el capital semilla, también. Ellos emprenden en Euskadi con 30.000 euros y nosotras, justo con la mitad.
- Las mujeres emprendieron el pasado año, por primera vez, más que los hombres. ¿Es coyuntural o tendencia?
- Tendencia. Nosotras llevamos creciendo 20 años, poquito a poquito, y ellos son muy sensibles al riesgo. Si va mal, si tienes una guerra en Ucrania, a los hombres se les quitan las ganas de emprender, tienen muchísimos altibajos sujetos a la situación macroeconómica.
- ¿En qué emprenden mujeres y hombres?
- Las mujeres en servicios hacia el consumidor y los hombres en servicios intensivos en conocimiento, donde nos sacan 15 puntos. El emprendimiento tecnológico sigue liderado por ellos y eso es fiel reflejo de la educación. ¿Por qué las mujeres no emprenden en STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas)? Pues porque no eligen estudios de STEM.
- Otro de los retos, además de impulsar los estudios de STEM entre las mujeres, es el emprendimiento juvenil.
- Es fundamental. La edad media de los emprendedores es de 44 años. Eso hace que cuentes con más recursos y por lo tanto más posibilidades para sobrevivir, pero llevan otros pesos en la espalda que son la familia, los hijos, los padres... Sin embargo, en una edad más joven tienes menos pesos, y hay que impulsarlo porque tienen mucho más recorrido para tener éxito, salen muy formados y con mucha energía. Es muy importante rejuvenecer la edad de emprendimiento para que sea un proceso de aprendizaje.
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