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Hacer frente al desequilibrio territorial es uno de los grandes retos que tiene sobre la mesa la Diputación durante los últimos años. Porque Bizkaia vive un boom turístico, pero de eso no come toda la población. Ni es lo que se pretende. El gran anhelo ... de las instituciones es reforzar y modernizar el tejido empresarial, que ha ido perdiendo brillo de un tiempo a esta parte.
Tiene menos lustre especialmente en las comarcas de Busturialdea, Lea Artibai y Las Encartaciones. El declive de sus potentes industrias de antaño las ha metido en un bucle difícil de romper: ante la falta de oportunidades laborales y unas comunicaciones mejorables, los vecinos más formados emigran. Una fuga de talento que no compensan los inmigrantes, salvo en pueblos concretos, porque prefieren zonas con más oportunidades. Se queda la población envejecida, un panorama que ahuyenta a los emprendedores.
Por poner algunos ejemplos: Las Encartaciones es de las pocas comarcas que ha perdido población la última década, en Busturialdea hay menos industria y también menos sectores «avanzados», cuando lo normal es que si el primer valor baja suba el segundo, y Lea Artibai tiene la tasa de envejecimiento más alta del territorio. El 25,2% de sus habitantes tienen más de 64 años. En conjunto, las tres zonas suman poco más de 107.000 empadronados, el 9% de la población vizcaína, y los núcleos urbanos más pequeños y dispersos. Solo en Busturialdea hay algún municipio con más de 10.000 vecinos.
Así está naciendo la Bizkaia «a dos velocidades», el concepto con el que agentes socioeconómicos y partidos políticos vienen alertando de que mientras Bilbao y el entorno se han agarrado al sector servicios y a la alta tecnología para despegar tras la difícil reconversión industrial de los 80, la periferia no arrancó a la vez, y sigue sin hacerlo ahora. Y el problema es que las zonas retroceden. La Diputación lo sabe y busca remedio, aunque aún no ha dado con la tecla.
Por proyectos no será, y más ahora a las puertas de una precampaña. El Gobierno foral se comprometió en enero a elaborar, de la mano del Ejecutivo autonómico, un plan especial para revitalizar Busturialdea, y hace unas semanas anunció una inversión de 8 millones para crear un vivero de empresas en Lea Artibai. Y ayer la diputada de Promoción Económica, Ainara Basurko, compareció en las Juntas Generales para dar cuenta de las inversiones realizadas durante el último trienio para reforzar la competitividad en el territorio.
El programa 'Bizkaia Orekan Sakonduz' (Profundizando en el equilibrio de Bizkaia) fue creado en 2016 y pone en manos de las agencias de desarrollo locales una línea de subvenciones que tienen como objetivo la promoción y el desarrollo de sus municipios y comarcas para atraer inversores y emprendedores. No hablamos de grandes cifras económicas -4,2 millones entre 2020 y 2023-, pero ratifican que el foco está puesto donde está puesto.
Según el estudio de conclusiones presentado por Basurko, se da la circunstancia de que el 43% de la financiación pública fue a parar durante el último trienio a Busturialdea (16%), Lea Artibai (15%) y Las Encartaciones (12%). En ese ranking se cuela también el Duranguesado (13%), aunque por razones diferentes al riesgo que supone la desaceleración económica. Se trata de una comarca con un elevado porcentaje de empleo industrial (35,8% frente al 14,5% de media que hay en Bizkaia) y con unas empresas de mayor tamaño que combinan la industria tradicional y la especialización al albergar la sede de algunas tecnológicas.
Los informes de la Diputación dibujan tres tipos de comarcas: las que están «en auge», las que se mantienen «estables» y las que parecen «estancadas o en declive». En el primer grupo se encuentran las zonas de Uribe, Margen Derecha y el Txorierri. Todos sus municipios han ganado población y renta per cápita. En los 90 el sector servicios ya tenía un peso considerable y la industria tradicional ha dejado paso a firmas de alta cualificación. El segundo abarca Arratia, Nervión-Ibaizabal y Bilbao y su metrópoli, que absorbe la potencia máxima del turismo y es el corazón financiero de Bizkaia. Pero también registra tasas elevadísimas de desigualdad y desempleo. Lo provoca, sobre todo, la desaparición de las metalurgias.
Si la Margen Izquierda y la Zona Minera no aparecen subrayadas con amarillo chillón como zonas deprimidas no es porque no lo sean. La primera, de hecho, tiene la menor renta media por habitante de Bizkaia -16.728 euros-. La diferencia es que ya cuentan con un plan especial de actuación al haber sido catalogadas como Zonas de Atención Prioritaria (ZAP), lo que abre la puerta a una serie de inversiones de las instituciones -más de 100 millones está previsto- para impulsarlas.
El tercer pack es el de Las Encartaciones, Lea Artibai y Busturialdea. Salen peor paradas porque sus industrias históricas -madereras, papeleras y alimentarias, la construcción y el trabajo agrícola, marítimo y forestal- han perdido punch. La primera ya tiene catalogación ZAP. La tercera, casi.
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