Una colonia de lagartijas italianas amenaza a las roqueras locales en Bilbao

Eva Molano

Jueves, 3 de noviembre 2022, 01:03

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Un alumno de la Sociedad de Ciencias Aranzadi encontró por casualidad al primer ejemplar en 2016 en la zona de los campos de Mallona, en el parque Etxebarria de Bilbao. Era una lagartija italiana, una especie robusta originaria de ese país y de la costa adriática introducida en la Península, donde hay poblaciones estables en Almería, en la playa de Ris (Noja) y en Santander, en Cantabria. También en Baleares, donde especialmente en Menorca amenaza a las poblaciones locales. Asimismo, ha sido localizada en el monte San Antón de Getaria, donde se hallaron un número reducido de ejemplares un año más tarde.

El animal está considerado como un agresivo colonizador que puede desplazar a la lagartija típica de la franja cantábrica y de Bilbao, la lagartija roquera, de interés europeo porque su distribución es limitada. Y es que se reproduce entre marzo y julio y las hembras pueden hacer hasta cinco puestas al año de hasta 12 huevos. Cuando la descubrieron, expertos de la sociedad de Ciencias Aranzadi contactaron con el Ayuntamiento de Bilbao, y desde entonces se encargan de las labores de erradicación.

Se trata de una especie omnívora y, al contrario de lo que ocurre con la lagartija pitiusa en San Juan de Gaztelugatxe, su caza no puede realizarse con trampas, se tiene que hacer de forma individualizada, lo que requiere de más tiempo y complejidad. Las tienen que atrapar una a una con una caña de pescar con un lazo corredizo en el extremo. De esta forma, han logrado coger a 44 en Bilbao hasta el verano pasado porque las labores se realizan durante el periodo de reproducción. Esta campaña, han cazado a otras 4, explica el herpetólogo de Aranzadi Ion Garin Barrio.

Después, son sacrificadas, porque no pueden ser reintroducidas en su zona de origen al poder ser portadoras de enfermedades. Aun así, cada vez resulta más complicado capturarlas. «Están aprendiendo y se han vuelto más esquivas». Las labores han permitido limitar la expansión de la lagartija italiana, que podía haberse convertido en una situación de difícil gestión. Aún quedan decenas de ejemplares en la colonia del parque Etxebarria, aunque los trabajos de control están ayudando a reducir el peligro de expansión. Por ahora, no ha sido localizada en otros enclaves de la ciudad.

El Ayuntamiento sí teme que los ejemplares puedan dañar la biodiversidad nativa. Ha adjudicado a esta sociedad los trabajos de protección de la biodiversidad en Bilbao por un plazo de tres años. Entre ellos, está hacer un estudio anual de su presencia en el parque Etxebarria y otras posibles ubicaciones donde pudiera aparecer y su erradicación con los protocolos establecidos por el comité de bioética. Entre otras especies exóticas, el herpetólogo también alerta de la proliferación de la salamanquesa, un reptil termófilo (de zonas calurosas) que sí que habitaba la zona sur de Navarra, aunque no se plantea, por ahora, su eliminación.

También preocupan las tortugas de Florida y asiáticas que se empleaban como mascotas y que se sueltan en estanques, algo que pone en riesgo al galápago europeo y al galápago leproso, especies autóctonas muy amenazadas que habitan en el humedal de Bolue de Getxo y en las lagunas del Gorbea. Por otro lado, la sociedad deberá también eliminar las especies vegetales invasoras Cortaderia selloana y Buddleja davidii de la cantera de Artxondoko, así como otras que pudieran aparecer, y plantar especies autóctonas nuevas, además de velar porque las charcas artificiales creadas en esta zona y en los huertos urbanos de Rekalde, Otxarkoaga y Artxanda mantengan su biodiversidad y su buen estado ecológico. En el caso de la charca que se encuentra en las huertas municipales de Otxarkoaga, se deberá realizar un análisis para identificar la fuente que causa la eutrofización de la misma (lo que le da esa coloración verde tan llamativa).