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Irene Madrera
Jueves, 16 de febrero 2023, 20:09
Las familias del Colegio Público Maestro García Rivero, en Atxuri, han dicho basta. Por la tarde, tras la salida de los niños de sus clases, se juntaron enfrente de la escuela ocupando la acera y un carril de coches al grito de «queremos llegar sanos ... y salvos a la eskola». El AMPA había organizado una concentración como queja para que les hagan caso «de una vez» porque está en riesgo la salud y el cuidado de los 480 niños escolarizados en el centro.
Su principal petición es la modificación del entorno. «Contamos con una acera estrechísima que rodea al edificio y siempre hay mucho tráfico, hemos tenido bastantes sustos con los niños», cuenta Amaia Bacigalupe, portavoz del AMPA e insiste: «Aunque estés encima de los críos, son impredecibles y pueden echar a correr en segundos y no tenemos margen de maniobra». Una de las madres presentes cuenta que ha llegado a ver frenazos bruscos de los coches porque «los más txikis no miden y se abalanzan a la carretera».
Además del peligro vial, se trata de una zona donde hay mucho tráfico porque es una carretera de entrada y salida a Bilbao. Así es que cuenta con una elevada contaminación en comparación a otros lugares de la villa. «Al igual que han hecho en otras escuelas del centro de la ciudad en las que han pacificado los entornos, pedimos que esta reciba el mismo trato, especialmente porque la situación de partida es peor», manifiesta Bacigalupe. Reiteran que los niños están expuestos constantemente a las partículas contaminantes y a mucho ruido.
«Bilbao es una ciudad adherida a la red de ciudades amigas de los niños, pues que los pequeños, su seguridad y su salud se pongan en el centro de la agenda municipal. Es necesario», explica la portavoz. Ya han contactado con el Ayuntamiento en varias ocasiones, pero no reciben respuesta y están a la espera de que tomen cartas en el asunto. Tampoco descartan seguir movilizándose para ser escuchados.
«Proponemos que uno de los tres carriles situados a un lateral de la escuela -uno de ellos el del tranvía- pueda eliminarse, sobre todo el más cercano, para que la anchura de la acera pueda ser mayor». También señalan la importancia de la presencia de arbolado para que no sea una «isla de calor». Defienden que constituye es una barrera natural, tanto contra la contaminación como contra el calor y «hay muchísima evidencia a nivel internacional desde hace mucho tiempo».
«Todo esto afecta al neurodesarrollo de los críos, también a cuestiones relacionadas con la concentración y el rendimiento escolar», hace hincapié Amaia Bacigalupe, que insiste en que «no van a dejar que sus hijos sigan en esas condiciones».
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