Colas de más de una hora para coger un taxi en el aeropuerto de Loiu

Un reconocido hostelero bilbaíno reconoce que tuvo suerte. El avión en el que voló desde Málaga, junto a otras 180 personas, aterrizó sobre las 23.10 horas. Y admite que tuvo suerte porque fue el primero en abandonar la nave, junto a su perro. un 'cotón de Tulear'. Viajaba en primera fila y llevaba equipaje de mano, por lo que salió a toda prisa. No quería volver a pasar por la misma situación vivida solo quince días atrás –entonces se trataba de un jueves– cuando se topó con unas colas enormes en la parada de taxis.

El pasado domingo no tenía que recoger ninguna maleta. pero cuando accedió al exterior se dio de bruces con la realidad. «No me lo podía creer», recuerda. Tenía delante a casi un centenar de viajeros, que hacían cola en busca de un taxi.

A los usuarios se les informó que la espera rondaría como mínimo los 45 minutos de media. Tras el aviso, el empresario echó una carrera con la intención de pillar asiento en un Bizkaibus. Volvió a tener suerte y consiguió entrar. «Íbamos muy apretujados», asegura. Sin embargo, numerosas personas se quedaron fuera porque «ya no cabían más. Era imposible entrar».

Los retrasos fueron brutales y la desesperación creció entre los viajeros por la falta de taxis. Los autobuses, recuerdan, llegaban cada 20 minutos. Más de 200 personas se sumaron a las colas iniciales cuando terminaron de recoger las maletas. «Damos una imagen pésima. Y eso que estamos en junio. ¿Qué puede suceder en julio o agosto si nos volvemos a encontrar con este tipo de episodios?», censuran los usuarios.

Los afectados entienden que los taxistas viven sometidos a una «gran presión y trabajan muy estresados», ya que se ven obligados, a su juicio, «a circular más rápido de lo que tienen que ir» para volver a recoger a los clientes que «se quedaron tirados».

También creen que estos problemas se podrían solucionar si se autorizase el funcionamiento de más vehículos VTC. Entre los afectados, sin embargo, también había voces que se preguntaban por qué las instituciones no abren la mano y impulsan la concesión de nuevas licencias. «Este no es un tema puntual, es bastante recurrente», advierten.