Las colas del deseo

La capital vizcaína se ha convertido en una enorme lista de espera en la que hay que hacer grandes colas y adelantarse a los demás para casi todo. Lo mismo para disfrutar de los conciertos más espectaculares del BEC o de los estrenos teatrales más esperados, como sucedió con 'Los farsantes' o 'Una noche sin luna', escrita e interpretada por Juan Diego Botto, según explica Jon Rozadilla, jefe de prensa del Arriaga, cuando «las entradas volaron».

También lleva su tiempo lucir un traje a medida o cantar en 'Juntos', el karaoke de moda de Bilbao. Tres semanas hay que esperar como mínimo para acceder a las salas privadas de este establecimiento de Elcano dirigido por dos jóvenes empresarios chinos -Jin y Tan-, frecuentado por clientes aún más jóvenes y especializado en ritmos latinos y coreanos.

¿Por qué hay que reservar con tanta antelación? El sastre Oskar López asegura que la confección de un terno le lleva no menos de cinco meses. El autor del chaqué que vistió en su boda el jugador del Athletic Iñaki Williams justifica la demora porque casi todo el mundo escoge «las mismas fechas» para casarse. La mayoría de parejas elige entre junio y septiembre, lo que provoca que se le acumulen los encargos y le obligue a trabajar a él y a su hermano, Iban, con la lengua fuera para cumplir los plazos de entrega. «Y lo mismo sucede con los restaurantes y fincas particulares», donde las reservas para banquetes y fiestas suelen hacerse con entre 12 y 18 meses de antelación, explica la 'wedding planner' Itziar Ortuondo.

Frente a este escenario, no cabe otra opción que mantener la calma por mucho que uno se rasque, y mucho, el bolsillo. En la joyería Perodri la media de espera para ajustarse a la muñeca un Rolex alcanza en algunos casos los siete meses. La firma suiza apuesta por la fabricación de ediciones limitadas para «acrecentar el deseo» de estas piezas y revalorizar unos relojes por los que se pagan grandes fortunas en el mercado de segunda mano. Comprar un Patek Philippe en Suárez tampoco baja de «los dos o tres meses», explica la directora, Isabela Careaga.

Y pueden darse por contentos, porque los aficionados que sueñan con lograr una localidad en propiedad en San Mamés tienen por delante una lista de espera de 2.200 seguidores. Fuentes de la Oficina de Atención al Socio del Athletic informan que en ningún caso se admitirán nuevos socios antes de un año. «Y tendrán prioridad los hijos de los actuales, con una antigüedad superior a los 25 años», recuerdan.

La euforia rojiblanca, disparada tras el triunfo en la Copa, es similar a la que suscita desde su apertura -el 24 de junio del año pasado- el restaurante Punkytxen de Barakaldo, propiedad de Asier Ponce, que lo dirige junto a su madre, Mari Carmen. Sentarse en sus mesas no es posible antes de dos meses o dos meses y medio. «Estamos completos todos los días. Recibimos 2.000 personas al mes. Realizamos cada jornada dos turnos y por cada servicio reunimos a 64 comensales. Es todo muy teatral. Creamos platos y emociones», sintetiza.

En materia gastronómica, comer en el Asador Etxebarri, que a principios de junio fue coronado el segundo mejor restaurante del mundo en el listado 'The World's 50 Best 2024', sigue siendo una tarea casi imposible. Para reservar hay que elegir una fecha a cuatro meses vista. «Estamos completos», reconoce Bittor Arginzoniz.

Un éxito redondo similar al vivido por Iratxe Díaz, una de las reinas de la medicina estética en Bizkaia, con una agenda tan cargada que no da nuevas citas «hasta 2026», explica una empleada de la clínica. O el de Jaime Arruz, responsable de Centro Porsche Bilbao, donde hay que esperar entre 12 y 18 meses hasta recibir los nuevos modelos 911 o 718, con precios que oscilan entre los 180.000 y 300.000 euros.

«La fuerte demanda y el cambio en los hábitos de consumo han hecho que el tirón de arranque sea tan fuerte que se haga 'sold out' en minutos o escasos días para conciertos de Estopa, Melendi, Maná...», aplauden desde el BEC. Donde, paradojicamente, han desaparecido las colas para casarse es en la Basílica de Begoña, «No hay listas de espera para bodas», , explican fuentes de la Diócesis de Bilbao.