El coctelero que escapó de las bombas de Kiev rescata el histórico bar El Puente de Bilbao

El ucraniano Oleksandr Danilov saca tiempo para todo y quiere convertirse en un grande de la hostelería de la capital vizcaína. El coctelero que escapó de las bombas de Kiev llegó a Bilbao el 8 de marzo de 2022 junto a su novia escapando de la guerra. Las primeras bombas le pillaron, junto a su hermano y varios amigos, esquiando en una estación de esquí de Georgia. Desde entonces Danilov nunca más ha vuelto a pisar su país. De Georgia tomó rumbo primeramente a Polonia, donde se reencontró con Hanna, su novia, actriz de teatro y cine.

La pareja residió casi un mes en un pueblo cerca de Varsovia antes de elegir un destino y emprender una nueva vida. Buscaron «en Google» y apuntaron Bilbao. «La única referencia que tenía era el Athletic», reconoce este bartender. «Vi que tenía cerca el mar, la montaña y nos dijimos «¡vamos a Bilbao!».

Encontró una familia de adopción que les alquiló gratis una habitación y trabajo en el Residence de Manu Iturregi, un referente en el mundo de los cócteles y el whisky. Oleksandr Danilov ha aprovechado el tiempo. El año pasado fue elegido mejor coctelero de España. Es un maestro en lo suyo. «Hay que calibrar el dulzor y amargor porque en la boca tienen que entrar todos los sabores», reflexiona.

Danilov trabajó unos cuantos meses en el gastrobar del Hotel Tayko, pero no era lo suyo. Sólo aguantó unos meses. «Yo no soy camarero, soy coctelero», se justificó. En Ucrania también se dedicaba a preparar combinados. «En Bilbao se disfruta la vida», se sincera. «Si algo nos ha enseñado la guerra es a pensar en el presente, en el día a día, y no en el futuro, porque todo se puede venir abajo».

Así que se ha lanzado a la aventura para vivir el presente y el futuro. Ha rescatado el histórico bar restaurante El Puente, situado en el número 6 de Ibáñez de Bilbao, que durante año regentó el también histórico Iñaki. Hasta que hace dos años colgó la chapa y se jubiló. Hubo un barman de Lekeitio que lo explotó temporalmente sin éxito. Permaneció solo unos meses.

Y en estas, Danilov vio la oportunidad. Quiere recuperar la vieja fama de los vermús preparados de Iñaki. No le quedará otra que meter horas porque piensa seguir trabajando en la barra de Iturregi. De momento, servirá en su local desde las 7.30 horas de la mañana hasta las cuatro de la tarde. Por lo menos desde la semana pasada en que abrió el establecimiento, aunque lo inaugurará mañana, hasta finales de este año. Luego, quizá se dedique en exclusiva a su negocio y trabaje hasta la noche. Ganas no le faltan. Es un currante.

Danilov mantiene el nombre del negocio y la idea de preparar vermús preparados pero también de alimentar los estómagos con cruasanes y buenas raciones de pintxos, en los que no faltarán el salmón ahumado y el caviar, para lo cual ya tiene apalabrada una buena red de proveedores.

Por las mañanas, preparará buenas tazas de café -«es muy importante», subraya- y desayunos en los que tampoco faltarán huevos revueltos. También regará la barra de txakoli y vino, en general de todo tipo, para acompañar el buen marisco con el que pretende ganarse a la clientela: percebes, langostinos, quisquillas, caracolillos... «Todo de gran calidad», destaca.

Oleksandr desea que prevalezca la exquisitez, pero sabe que tendrá un precio. El de los vermús, «muy especiales», será de «12 o 13 euros. Quiero una coctelería muy rica e interesante para paladear de forma muy tranquila», remata.

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