Juancar y Graziela se comen su ensalada y su muslo de pollo en la calle Rodríguez Arias. Yvonne Iturgaiz

La cocina en el súper y el comedor en la calle

Los platos 'listos para comer' de los centros comerciales se han convertido en una presencia ineludible en nuestras vidas... y en parques y aceras

Domingo, 8 de septiembre 2024, 01:09

Hace no muchos años, al viajar a grandes ciudades extranjeras como Londres o Nueva York, nos asombraba la cantidad de gente que comía por la calle, cuando aquí lo considerábamos aún un acto más privado, que como mucho toleraba la exposición pública de un bar ... o un restaurante. Y también nos sorprendía lo fácil que era hacerse con platos ya preparados, listos para consumir, o con esas ensaladas variadísimas que todavía no se solían comercializar por estos pagos. A veces el tiempo parece pasar a cámara rápida y, de pronto, aquí estamos: en los últimos cinco años, estas dos tendencias se han vuelto comunes en nuestro entorno. Basta darse una vuelta por Bilbao para comprobar hasta qué punto se ha implantado eso que algunos llaman 'mercaurantes' (es decir, las secciones de los supermercados que venden raciones listas para llevar a la mesa... o al banco más cercano) y cómo, a ciertas horas, las calles se convierten en un gran comedor.

Publicidad

31%

de estos compradores se llevan alguna vez la comida al trabajo, según el mismo estudio. Hay un 11% que suele consumir en la calle y un 10% que lo hace en el propio establecimiento.

«El desarrollo de las secciones de 'listo para comer' es muy variable, según las distintas cadenas, pero los supermercados están muy atentos a las necesidades del consumidor y responden a ellas», comentan fuentes de la distribución. Sin ser, ni mucho menos, los únicos, hay dos nombres que destacan en este campo. Por un lado está El Corte Inglés, que en su reciente reforma del establecimiento de Bilbao ha dado un impulso a la zona de platos preparados, emancipándola del supermercado: «Son platos elaborados por nuestros cocineros y funcionan fantásticamente, con crecimientos de dos dígitos en los últimos años. Ahí ya hubo un punto de inflexión antes de la pandemia, cuando empezamos a ofrecer platos en temperatura. Pero también vamos a potenciar los precocinados de dentro del súper, porque su evolución está siendo igualmente positiva», detalla un portavoz. Por otro lado, está Mercadona, referencia ineludible en este mercado, cuyas bolsas con comida preparada son habituales en los comedores de empresa y se han vuelto omnipresentes en parques y playas este verano. De hecho, unas declaraciones que hizo hace cinco años su presidente tienen algo de consolidación de este fenómeno: «El objetivo de Mercadona desde sus inicios ha sido llenar la tripa del cliente. Igual que el cliente nos pidió productos frescos y respeto al medio ambiente, ahora está pidiendo productos que estén más cerca de la boca», resumió a su estilo Juan Roig.

Un cliente elige su comida en la sección de platos preparados de El Corte Inglés de Bilbao. Yvonne Iturgaiz

«Lo de dedicarle tiempo a la cocina está cayendo. Las comidas de la amama siguen siendo de la amama, porque los nietos no las hacen: a lo mejor un día especial sí nos ponemos a cocinar cosas más elaboradas, pero el día a día, eso de 'me frío dos patatas y ya está', se suple con esto», desarrolla Serafín Losada, responsable de Alimentación y Hostelería en El Corte Inglés de Bilbao, mientras señala la zona de platos preparados. Allí están clientes como Gonzalo Herrera, que se va a llevar la comida a su trabajo en la estación de Abando para el descanso del mediodía: «Me pilla cerca, puedes elegir cuánto peso te llevas, el precio no es muy caro y, además, puedo ver ahí a los cocineros, porque siempre intento no comer alimentos procesados. Hoy han sido 11 euros, pero porque me ha apetecido sepia, de lo más caro, y una ensalada de cangrejo. Otros días pago 9». El siguiente es Carlos Serrano, que se lleva...

- Pero, hombre, ¿dos raciones de alubias?

- Sí, con el menú comes por 8 euros y me he cogido dos primeros. Yo vengo sobre todo a por primeros: el segundo es muy fácil hacerlo en casa, pero el primero se acaba complicando más. Esto nos soluciona mucho la vida a los que vivimos solos.

Publicidad

Cada marca tiene su oferta, que suele experimentar variaciones estacionales: «Nos adaptamos al momento de consumo. Por ejemplo, ahora mismo hay más ensaladas y platos fríos y en invierno apostamos por los platos de cuchara», explican en Carrefour, otra de las cadenas más activas en este terreno, con venta en mostrador en los 'híper' de Erandio y Sestao. Y no faltan iniciativas originales como los platos cocinados a baja temperatura de BM: «Se encuentran en una selección de tiendas y pueden ser tanto de pescadería como en carnicería. Solo es necesario calentarlos en casa».

49%

de los consumidores compra habitualmente (es decir, al menos una vez a la semana) comida preparada, según la encuesta realizada por Alimarket Gran Consumo. Solo el 1,8% de los encuestados no adquiere nunca este tipo de platos.

La pereza del táper

Según una encuesta realizada por Alimarket Gran Consumo, el 49,3% de los consumidores compra platos preparados al menos una vez por semana y otro 39% recurre a ellos al menos una vez cada quince días. Lo más habitual es llevárselos a casa, pero hay un 31% que se los come en el lugar de trabajo, un 11% que lo hace en la calle y un 10% que aprovecha las mesas instaladas en algunos establecimientos. Un lugar ideal para comprobar estas dos últimas tendencias, y algo así como el epicentro del 'listo para comer' en Bilbao, es el Mercadona de la calle Rodríguez Arias: su apertura en 2020 dio una nueva dimensión y una tremenda visibilidad a esta práctica en la capital vizcaína.

Publicidad

En la mesita corrida situada en la entrada del establecimiento, siete personas dan buena cuenta de sus platos. La mayoría están en el descanso del trabajo: es el caso de Pedro Díaz y Aziz En-Naoui, que estos días tienen tarea con la calefacción de una comunidad cercana. «Llevo muchos años de autónomo y antes, cuando no podías ir a casa, comías en el bar sí o sí. ¿Qué ibas a comer hace veinte años? Pues un menú. Ahora hemos cambiado porque aquí nos sale a la mitad de precio. Y a veces no te apetece comerte un menú entero, con menos te quedas bien», comenta Pedro, que se ha gastado 5,10 euros en ensaladilla rusa, una porción de tarta de queso y un agua, mientras que Aziz se zampa a ritmo admirable una ración de paella, un triángulo de pizza y un batido de fresa, que le han costado 7,50.

66%

de los que consumen estos platos compran algún tipo de entrante como croquetas o ensaladilla. Es el apartado con más demanda, seguido por las ensaladas, que figuran en las compras del 47% de los usuarios.

- ¿Más caprichoso que el compañero, no?

- Hoy sí, otros días no.

Y también se come en la calle, claro, aprovechando uno de los pocos mediodías del sol de esta semana, como si fuesen los puntos suspensivos del verano. Algunos buscan rincones particularmente amigables, como Moyua, el tramo peatonal de Ercilla o la plaza Pedro Eguillor, donde está Alejandro Domínguez comiéndose una lasaña mientras mira el móvil. «La he calentado y me la como aquí. En realidad tengo la oficina muy cerca, pero prefiero quedarme en la plaza a que me dé un rato el aire. Lo ideal habría sido prepararme el táper anoche, pero no me apetece: la mitad de los días sí me traigo arroz con pollo, lentejas, espaguetis... Pero, cuando puede la pereza, me compro una lasaña, un poke...», explica. Otros prefieren no esperar y se instalan en las sillas de la propia calle Rodríguez Arias: allí está un grupo de adolescentes, dándole ferozmente a la hamburguesa, y también los amigos Juancar Silva y Graziela Haselhorst, que se han pillado muslos de pollo asado con patatas. «Los platos de supermercado son una opción conveniente, económica y relajada -resume él-. Y hoy hace bueno y queríamos aprovechar los coletazos del verano».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad