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Una clínica de cirugía estética de Bilbao deberá indemnizar, a través de su compañía de seguros, con 30.000 euros a una mujer de 51 ... años por las secuelas sufridas tras ser sometida a una liposucción en el vientre y los muslos. El juez estima que hubo «mala praxis» en el postoperatorio, ya que la paciente no fue examinada por ningún médico tras la intervención.
Unos días después de la lipoescultura, la mujer ingresó de urgencia en un hospital con una peritonitis aguda provocada por una perforación en el intestino y tuvo que ser intervenida de urgencia para salvarle la vida. La sentencia, a la que ha tenido acceso este periódico, valora los daños provocados tanto por las secuelas físicas y estéticas como por la «perdida de calidad de vida», ya que le afecta a la práctica del deporte y a sus relaciones.
La mujer, con domicilio en Getxo, concertó la liposucción asistida por láser en mayo de 2018 en una clínica de medicina estética, ubicada en la capital vizcaína. Eligió esta técnica frente a otras más invasivas «para evitar cicatrices», señala la resolución. El 4 de junio se realizó la intervención «sin incidencias», aunque por la tarde la paciente empezó a sentir molestias como «dolor abdominal y dificultad para miccionar», según señalaron en un informe las enfermeras, el único personal sanitario que la vio.
Al día siguiente, como se encontraba aparentemente mejor, recibió el alta sin ser examinada ni por el doctor que practicó la lipoescultura ni por ningún otro.
La mujer tenía una cita para revisión el 7 de junio, pero avisó de que no podía acudir porque «nadie podía traerla» hasta Bilbao. Seis días después de la intervención, se personó en el hospital universitario de Burgos, donde se encontraba en aquel momento, porque se encontraba mal. Tras practicarle un tac abdominal urgente, los médicos descubrieron que presentaba «una peritonitis fecaloidea por perforación intestinal» y localizaron «cuatro perforaciones muy próximas de un centímetro».
La paciente tuvo que ser intervenida de urgencia porque corría peligro su vida y posteriormente quedó ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del centro durante varios días. Había sufrido un «grave shock séptico de origen abdominal», indica la resolución judicial. La mujer, representada por el despacho de abogados bilbaíno Gómez Menchaca, presentó una demanda contra la clínica, que tenía concertado un seguro con la compañía Mapfre, por lo que el caso tuvo que ser juzgado en Madrid.
El titular del juzgado de Primera Instancia número 45 de la capital madrileña observó en el caso «dos momentos críticos»: la intervención y el postoperatorio. Tras escuchar a los peritos, el magistrado cree que la ejecución de la técnica empleada para realizar la liposucción fue la correcta, pese a que se produjeron incisiones mínimas en el intestino que, a su entender, se habrían detectado si la paciente hubiera sido explorada por un médico. El juez aprecia cierta «culpa» en la paciente, por faltar a la cita programada y rebaja la indemnización en un 15%. «No es de recibo que el facultativo que intervino en la operación u otro no examinara personalmente a la paciente y constatara de primera mano sus molestias», concluye.
El fallo, que ya es firme al no haber sido recurrido, reconoce una indemnización de 30.000 euros, con una reducción del 15% por la culpa compartida. De ellos, 25.000 corresponden a secuelas internas, 1.660 por la intervención urgente, 2.660 por la estancia en el hospital y 6.000 euros por la perdida de la calidad de vida.
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Silvia Cantera, David Olabarri y Gabriel Cuesta
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