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Lo que parecía un fin de semana completo en verano con una cita con una mujer en una ciudad tan viva como Zaragoza y a bordo de su flamante 'Mercedes 220' coupé rojo, se convirtió en una trampa mortal para José Antonio Delgado, el ... vecino de Getxo de 54 años desaparecido el pasado 6 de septiembre. En el crimen del informático vizcaíno, las investigaciones apuntan a que sólo estuvo implicada, al menos directamente, la pareja detenida este miércoles en Pedrola, un pequeño pueblo agrícola de la provincia de Zaragoza. Una mujer venezolana, a la que Delgado, divorciado y con un hijo, había conocido a través de la página de contactos de internet Badoo; y un hombre de origen magrebí, que regentaba el lavadero de coches en el polígono La Ermita, donde ambos fueron arrestados.
La Guardia Civil, que ha contado con la colaboración de un agente y un mando de la Ertzaintza, continúa con las indagaciones bajo secreto de sumario para apuntalar las pruebas por el asesinato y también en busca de posibles cómplices que pudieran haber participado en otros dos asaltos denunciados en los últimos meses por al menos dos hombres en la comarca de la depresión del Valle del Ebro. Estas otras dos víctimas también fueron golpeadas y amordazadas como José Antonio, pero tuvieron más suerte que él y sobrevivieron.
Los investigadores de la Unidad Central Operativa (UCO) y de la Ertzaintza sospechan que el asesinato pudo perpetrarse en esta nave de Pedrola, donde los especialistas de Criminalística recogieron durante cinco horas de registro distintas evidencias, entre ellas restos de sangre que tendrán que ser cotejados con el ADN de la víctima. Según esta hipótesis, Delgado debió de resistirse al robo o a alguna extorsión ya que, según el informe de la autopsia, presentaba golpes tales que pudieron llevarle a un estado de coma.
Después, los homicidas trasladaron el cuerpo en el maletero de su propio coche a unos cinco kilómetros de distancia, donde le enterraron en un campo de cultivo del municipio de Luceni. La causa de la muerte no fue la asfixia, sino las contusiones, aunque los patólogos localizaron durante la necropsia en la parte superior de la traquea de Delgado restos de tierra, lo que indicaría que aún no había fallecido cuando fue enterrado. Un agricultor descubrió el cadáver el 27 de septiembre, casi tres semanas después de que desapareciera del barrio de Algorta.
in situ
Josetxu, como le conocían cariñosamente sus amigos y familiares, anunció a sus padres con los que convivía que se iba a pasar el fin de semana fuera, concretamente a León, aunque a un amigo íntimo le confesó que el verdadero destino era Zaragoza. «Si no me lo paso bien, vuelvo, pero iré directamente a trabajar el lunes», avisó para que no se preocupasen. Por eso, su falta de noticias entre el sábado y domingo, aunque les pareció raro, no desató las alarmas hasta que el martes tampoco acudió a su puesto. La Ertzaintza investigó la denuncia desde el principio como una desaparición «de alto riesgo».
Amante de los coches de alta gama, el informático, que trabajaba en una gran empresa, hacía pocos meses que había comprado su flamante 'Mercedes 220' coupé de color rojo. Una vez en Zaragoza, la mujer, a la que conocía desde hacía tres años, aunque iba a volver a verla después de un tiempo de ausencia, le pidió que fueran a un lugar apartado. Allí, probablemente en Pedrola, fue donde le asaltaron para robarle el coche y unos 1.800 euros que llevaba encima. Según explican fuentes familiares, esa misma tarde-noche el turismo fue puesto a la venta por 21.000 euros en el portal de internet milanuncios.com y al día siguiente ya estaba vendido. El comprador, de origen rumano, pagó un adelanto de 11.000 euros. Llegaron a quedar para ver el vehículo en una explanada y le mostraron la documentación del coche y el DNI del propietario. Excusaron su presencia alegando que estaba enfermo y justificaron las prisas en vender el turismo tan barato porque planeaban marcharse a vivir a Estados Unidos. Como no pudo llegar a ponerlo a su nombre, el padre del comprador se presentó en el domicilio de la familia Delgado en Algorta exigiendo la devolución del dinero y desde allí llamó a la Policía de Zaragoza. El día 7 de septiembre, los delincuentes extrajeron dinero varias veces de la tarjeta de la víctima, según fuentes familiares.
La investigación de la Ertzaintza situó el escenario del crimen en Pedrola. Un mando y un investigador del área de Delitos contra las Personas de la División de Investigación Criminal de la Policía vasca se desplazaron el miércoles hasta allí para aportar datos in situ durante las detenciones y en los posteriores registros más relevantes.
El sospechoso bajaba unas escaleras cuando los 15 agentes de la Unidad Especial de Intervención desplazados desde Valdemoro irrumpieron en el taller. No se resistió. Este individuo llevaba una pulsera de localización GPS porque había sido denunciado antes por malos tratos. Según los vecinos, conmocionados por el suceso, llevaba varios años viviendo en el pueblo en el que estaba empadronado, aunque tampoco le conocían bien. «Sólo sabíamos que se dedicaba a lavar coches. Hemos tenido a dos asesinos viviendo entre nosotros», se estremecen.
La familia del informático vizcaíno asesinado espera que los dos detenidos por el crimen «paguen por lo que han hecho y que todos lo veamos», declaró ayer para la televisión pública vasca Bittor Delgado, hermano de la víctima. El hombre quiso resaltar «lo buena persona que era» Josetxu. Según Bittor, empezaron a sospechar que algo raro pasaba «cuando vendieron el coche». Al conocer el trágico desenlace de la desaparición, con el hallazgo del cadáver el pasado día 27 de septiembre, miembros de la familia se desplazaron hasta Aragón.
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