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Hasta que las torres metálicas que sostendrán la carpa empiezan a levantarse, solo las taquillas, ya montadas, revelan que el Circo Italiano ha vuelto a Bilbao, como siempre, en el parque Etxebarria. En el recinto, delimitado por los camiones que trasladan todo el montaje y ... las caravanas de los artistas, una quincena de operarios trabaja para que todo esté a punto este viernes, para la primera función de 'El Circo encantado', «un espectáculo totalmente renovado», explica Pau Sarraute, que en la pista es Paute, uno de los payasos que lo protagoniza. «Llevamos casi diez años trabajando en Euskadi, pero en Bilbao empezamos en las fiestas de hace cuatro años». En 2020, por culpa de la pandemia, no pudo ser. «Así que volvemos después con números, escenografía y temática nuevos». Y adaptado a la situación: «Este es un circo 'Covid free', con todas las medidas de seguridad y con el aforo limitado».
El espectáculo es temático. «Gira en torno a una mansión encantada en la que habitan todo tipo de seres mágicos, como vampiros y fantasmas, todos bajo el influjo de un personaje que se llama Terrorífica», resume Sarraute. Se trata de una poderosa bruja con muy malas intenciones. Paute y su compañero Capitano acaban en el caserón, dando pie al desarrollo de la historia, que tiene un toque de miedo pero está contada «desde un prisma muy para niños».
Por supuesto, además de los payasos, la función incluye números de «trapecio, aro, malabares, lámpara, contorsión, equilibrio... todos ellos de primer nivel, con una ambientación espectacular y una música y puesta en escena sorprendentes», asegura Paute. «No hay más que ver los comentarios en las redes sociales, la gente sale muy contenta».
De hecho, «estamos muy sorprendidos por la buena respuesta del público, tanto en Burgos como en Vitoria y Pamplona, o ahora en Donostia, el público acaba poniéndose de pie al final del espectáculo». El artista tiene claro que una de las claves del éxito es que «la gente está necesitada de mucho entretenimiento, de cultura y diversión. Necesita desconectar y reírse mucho. Y para eso no hay mejor opción que el circo».
Levantar el montaje de 'El Circo encantado' «supone unos dos días de trabajo para unas quince personas», explica Iker Mediavilla, que se encarga de la taquilla. Él fue de los primeros en llegar a Etxebarria, la noche del lunes, «después de desmontar en San Sebastián el mismo domingo», tras la última función allí. «Desmontarlo se hace en un día, se tarda menos», aclara. Todo se traslada de una ciudad a otra «en una veintena de camiones». Las medidas preventivas no afectan a la construcción en sí, «lo que cambia es la forma de acomodar al público, pero el circo, la estructura, la carpa, es el mismo de siempre». La limitación de aforo se aplica en la grada. El Circo Italiano dispone de dos, «una grande y otra pequeña», que se montan según convenga bajo la misma cubierta.
«A Bilbao traemos la grande, para 1.000 personas. La reducción de aforo es del 50%, pero en la práctica es algo menor», añade Mediavilla. Paute precisa que «al final entrará un 45%. Con todo el recorte trabajaremos con entre 350 y 400 espectadores, eso como mucho».
El artista añade que «es obligatorio el uso de mascarillas, hay hidrogel, se mantienen las distancias y por supuesto no se puede comer dentro de la carpa. Y lo que es fundamental, en ningún momento hay contacto directo entre artistas y espectadores». No hay payasos que abracen a los niños. «desde que regresamos al trabajo, en junio de 2020, siguiendo la normativa, no hemos tenido ningún problema. De hecho, este es un circo 'Covid free'. No hemos tenido ningún caso y estamos todos vacunados».
El modo de vida propio del circo ayuda: «Nosotros formamos una gran familia, con un ambiente muy cerrado. Somos unas cincuenta personas que nos relacionamos entre nosotros y formamos nuestra propia burbuja». El momento «más importante es cuando trabajamos de cara al público y ahí mantenemos todas las distancias. Para nosotros es fundamental, porque sería un serio problema que el virus entrara en el circo. Cerrar aunque fuese unos 15 días sería la ruina. Por eso nos interesa muy bien hacer ese trabajo de seguridad».
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